La idea del Arte por el arte llevó a la idea de la autonomía del arte: el arte no se vende, el arte no nace de la inspiración ni de la desgracia, el arte es trabajo, el artista es su Dios y su verdugo, el artista es esclavo del arte, el arte es su condena, el arte no lo escogió a él, él se lanzó a la aventura de ser artista, el arte sólo es fiel a sí mismo, el arte se rige por sus propias reglas, el arte no se crea en función del consumo, el arte es una obligación del artista, el arte es un acto subversivo, el arte no sirve para nada, el arte no tiene ninguna función, al arte no le interesa la política, el artista es desinteresado, el artista se dedica sólo al arte y de ese espera vivir....
Para poder vivir del arte, para no estar supeditado a la política o a la iglesia, el artista debe crearse unas estrategias que le permitan sobrevivir, debe saber cómo funciona la industria editorial y cómo se entrelaza con los programas de televisión, las ferias del libro, los congresos, las conferencias, los departamentos de literatura, las revistas literarias, los cafés, los cocteles, las tertulias...
En el momento de delimitar las estrategias de venta de libros y venta de imagen el escritor debe tener en cuenta todas las posibles maneras de acceder a su público, tratar de combinarlas de la mejor forma si espera recoger buenos frutos. Hay dos clases de artistas: artista romántico y artista práctico. Lo fundamental es que el artista tenga claro cómo quiere aparecer ante los lectores y ante los medios, esta es la apuesta decisiva en el inicio de una buena carrera como artista. El rasgo fundamental que diferencia a los dos tipos de artista es que el romántico no está en ninguna parte y el práctico está en todas, se trata de personas abiertas, espontáneas, generosas, con excelente sentido del humor, amantes de la buena mesa y los buenos licores.
El artista tiene que venderse, tiene que ofrecer un producto digno de ser comprado, debe ser consciente del poder sugestivo de la imagen en el momento de ganar admiradores entre el público: debe aparecer como un comerciante que escribe al ritmo de un negocio muy rentable -él se ríe de la autonomía del arte- o como un ser condenado a ser artista aunque el arte lo haya convertido en un muerto de hambre; las dos ideas son sugestivas y sirven para seducir diferentes tipos de público, el público suele ser tan emocional que podría conmoverse con los dos tipos de artistas, con el comerciante por cínico y abierto y con el fracasado por tener carácter, por ser capaz de conmoverlo. Otra opción es tener condiciones económicas para montar sus propio negocio editorial y hacer el papel de Dios a través de varios oficios relacionados con el mismo campo: el artista es su propio editor, hace la presentación de su libro, luego lo reseña, da una conferencia sobre la calidad estética de su obra, luego da unas clases en una universidad y obliga a los estudiantes a comprar, analizar y elogiar su obra, se crea una página en internet para promocionar la editorial, se crea un blog con un nickname diferente a su nombre para elogiar de nuevo su gran creación.
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