lunes, 7 de agosto de 2017

Mi poema favorito de Charles Baudelaire

El Heotontimorumenos

Yo te golpearé sin cólera
Y sin odio, como un leñador,
¡Como Moisés la roca!
Y haré de tus párpados,
Para abrevar mi Sahara,
Brotar las aguas del sufrimiento.
Mi deseo preñado de esperanza
Sobre tus lágrimas saladas flotará
Como un navío que zarpa,
Y en mi corazón que embriagarán
¡Tus queridos sollozos resonarán
Como un tambor que bate a la carga!
¿No soy yo un falso acorde
En la divina sinfonía,
Gracias a la voraz Ironía
Que me sacude y me muerde?
¡Ella está en mi garganta, la grita!
¡Es toda mi sangre, este veneno negro!
¡Yo soy el siniestro espejo
Donde la furia se contempla!
¡Yo soy la herida y el cuchillo!
¡Yo soy la bofetada y la mejilla!
¡Yo soy los miembros y la rueda,
Y la víctima y el verdugo!
Yo soy de mi corazón el vampiro,
—Uno de esos grandes abandonados
A la risa eterna condenados,
¡Y que no pueden más sonreír!
baudelaire

Pasar de largo

Soy de cuerpo resistente desde que tengo uso de razón y he pasado muchas noches de largo en celebraciones relacionadas con el amor. Cuando se terminó mi primer romance no podía creer que eso pasara y me castigaba leyendo a las dos de la mañana, fue ahí, más o menos en 1999, cuando aparecieron los arrebatos místicos y me sentía como una mujer muy religiosa leyendo los clásicos desde las dos de la mañana hasta que viera amanecer, luego me acostaba y me sentía pura. Amaba la noche como la amaba Kafka y sentía la aristocracia de los que pueden jugar con el tiempo. Leer en la madrugada era una especie de placer aristocrático y de castigo. Si había disfrutado tanto tiempo con un hombre y no me importaba dejar de dormir por él por qué no podría disfrutar con la misma intensidad leyendo a Keats, a Yeats y a Rilke como si se tratara del mejor banquete y a eso me dedicaba con pasión. Como se podrán imaginar, me volví cultísima y superé el duelo amoroso.
Hoy se me pasaron esas ideas por la mente. Son las 2:18 a.m. y ya publiqué dos posts sobre el alcohol y ahora escribo sobre el placer que significa escribir por primera vez en la vida a la hora en que todos duermen y descansan.
¿Cómo me siento?
Como una Santa
Y ahora se me antoja ir por un café y sentir que vivo en un castillo en el que soy la reina sin nadie que me pregunte por qué estoy digitando a esta hora en vez de estar durmiendo y cómo así que me dio por tomarme un tinto a las 2:22
Terminé
Sor-Maria-Jesus-de-Agreda

El vino del asesino

Mi primer contacto con el alcohol fue hace casi cuarenta años, de la forma más inocente, sin restricciones de ningún tipo y en plan familiar. En mi casa tenemos el gen del borracho y lo hemos administrado muy bien, no he asistido al grupo de Alcohólicos Anónimos y nunca se me ha pasado por la mente asistir porque desde que tengo uso de razón sé lo que es la templanza porque leí en la infancia a Plotino y a Milton y ellos son mis Maestros.
Aunque aspiro a la santidad todos sabemos que en las iglesias se bebe mucho vino. Bebo desde hace mucho tiempo pero no tengo problemas con el alcohol y la meta es no renunciar a este placer mientras tenga vida y el estómago me aguante.
Como me gustaba leer y me gustaba el sabor y la sensación que me producía el alcohol, leí este poema de Baudelaire hace mucho tiempo y quedé tan fascinada como cuando era niña, tenía gato y leía los poemas que este mismo maestro le componía a estas fieras en miniatura para compararlas con las mujeres.
De la colección de los poemas al vino este es mi favorito de todos los tiempos, me lo sé de memoria desde 1979.
Con ustedes: El vino del asesino.

¡Ya se murió, por fin, y quedé libre!
Ahora sí me pondré borracho en serio.
Qué manera de romperme los oídos
cada vez que yo volvía sin dinero.

Soy tan feliz como si fuera un rey;
el aire es puro, el cielo es admirable…
Y pensar que fue un verano semejante
aquel en que me enamoré de ella.

La horrible sed que me destroza,
para calmarla sería necesario
tanto vino como el que cupiera
en su sepulcro – lo cual no es decir poco.

Yo la arrojé al fondo de ese pozo,
yo mismo fui tirando sobre ella
todas las piedras que pude encontrar cerca.
Comienza el desafío de olvidarla.

En nombre de los tiernos juramentos,
de los que nada puede desligarnos,
y con la excusa de reconciliarnos,
y regresar a aquellos buenos tiempos

de la embriaguez primera, le pedí
que viniera a una cita por la noche.
Y ella vino, nomás, la pobre loca.
¡Todos estamos más o menos locos!

Ella aún conservaba su belleza
aunque ya un poco ajada. En cuanto a mí
la amaba demasiado: suficiente
razón para decirle: Has de morir.

No podrán comprenderme. ¿Ni siquiera
de entre tantos estúpidos borrachos
uno que sueñe en las noches mórbidas
con hacer del vino una mortaja?

Toda esa crápula que se cree invencible,
como si fueran máquinas de hierro,
ningún verano y ningún invierno
jamás supo en verdad qué es el amor,

con sus encantamientos de negrura,
con su cortejo de gritos de ultratumba,
con su veneno en frascos, con sus lágrimas,
con el chirriar de cadenas y osamentas.

Y aquí estoy pues, sin trabas, solitario.
Y por la noche me agarraré una tranca,
ya sin temor y sin remordimientos,
hasta caer en tierra sin remedio,

para dormir a pata ancha como un perro.
Y que las ruedas  pesadas de los carros,
cargados como están de piedra y barro
o un tren implacable, lo que sea,

revienten mi cabeza de culpable,
o me corten el cuerpo por el medio:
lo mismo me da reírme de ellos,
que de Dios, que del cielo, que del Diablo.
baudelaire

La impotencia del discurso veraz

Pero ahora puede plantearse la pregunta: ¿qué razón se aduce para que, en el juego democrático, el discurso veraz no se imponga al discurso falso? ¿Cómo puede ser, en resumidas cuentas, que un orador valeroso, un orador que dice la verdad, no sea capaz de granjearse el reconocimiento? O, para decirlo de otra manera, ¿cómo puede ser que gente que escucha al orador que dice la verdad no está en estado y condiciones de entenderlo, escucharlo y reconocerlo? ¿por qué y cómo, por qué motivo, la división entre el discurso veraz y el discurso falso no puede hacerse en la democracia? Creo que nos encontramos aquí ante un problema fundamental y que es preciso tratar de comprender. ¿Qué factores motivan que en democracia el discurso veraz sea impotente? ¿La impotencia de ese discurso le es inherente? Indudablemente no. En cierto modo, se trata de una impotencia contextual. Es una impotencia debida al marco institucional  en el cual ese discurso veraz aparece y procura hacer valer su verdad. La impotencia del discurso veraz en la democracia no obedece, claro está,  al discurso mismo, al hecho de que sea veraz. Obedece a la estructura propia de la democracia. ¿Por qué no permite ésta la discriminación entre el discurso veraz y el discurso falso? Porque en ella no se puede distinguir al buen y al mal orador, el discurso que dice la verdad y es útil a la ciudad, del discurso que miente, adula y es perjudicial.
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Decir a los individuos la verdad de sí mismos que se oculta a sus propios ojos

El parresiasta interviene, dice lo que es, pero en la singularidad de los individuos, las situaciones y las coyunturas. Su papel específico no es decir el ser de la naturaleza y las cosas. En el análisis de la parrhesía se reencontrará de manera constante esa oposición entre el saber inútil que dice el ser de las cosas y el mundo y el decir real del parresiasta que siempre se aplica, cuestiona, apunta a individuos y situaciones para decir lo que en realidad son, decir a los individuos la verdad de sí mismos que se oculta a sus propios ojos, revelarles su situación actual, su carácter, sus defectos, el valor de su conducta y las consecuencias eventuales de la decisión que tomen. El parresiasta no revela a su interlocutor lo que es. Le devela o lo ayuda a reconocer lo que él es.
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Sócrates parresiasta

Su deber, su obligación, su responsabilidad, su tarea, consiste en hablar, y no tiene derecho a sustraerse de esa misión. Lo veremos precisamente en Sócrates, que lo recuerda a menudo en la Apología. Ha recibido del dios la función de interpelar a los hombres, tomarlos por el brazo, hacerles preguntas. Una tarea que él no abandonará. Aún amenazado de muerte, la cumplirá hasta el final, hasta su último suspiro
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El ser humano y su ceguera

El parresiasta debe firmar sus dichos, tal es el precio de su franqueza. Revela y devela lo que la ceguera de los hombres no puede percibir, pero no levanta el velo que oculta el futuro. Levanta el velo de lo que es. El parresiasta no ayuda a los hombres a franquear de cierta manera lo que los separa de su porvenir, en función de la estructura ontológica del ser humano y el tiempo. Los ayuda en su ceguera, pero en su ceguera acerca de lo que son, acerca de ellos mismos, y por lo tanto no de una estructura ontológica sino de alguna falta, distracción y disipación moral, consecuencia de su desatención, una complacencia o una cobardía. Y es allí, en el juego entre el ser humano y su ceguera arraigada en una desatención, una complacencia, una cobardía o una distracción moral, donde el parresiasta cumple su papel, un papel de develador.
El parresiasta dice las cosas lo más clara, lo más directamente posible, sin ningún disfraz, sin ningún adorno retórico, de modo que sus palabras pueden admitir de inmediato un valor prescriptivo. El parresiasta no deja nada librado a la interpretación. Es cierto, deja algo por hacer: deposita en aquel a quien se dirige la dura tarea de tener el coraje de aceptar esa verdad, de reconocerla y hacer de ella un principio de conducta.
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Decir la verdad: la más extrema de las violencias

Para que haya parrhesía es menester que el sujeto al decir una verdad que marca como su opinión, su pensamiento, su creencia, corra cierto riesgo, un riesgo que concierne a la relación misma que él mantenía con el destinatario de sus palabras. Para que haya parrhesía es menester que, al decir la verdad, abramos, instauremos o afrontemos  el riesgo de ofender al otro, irritarlo, encolerizarlo y suscitar de su parte una serie de conductas que pueden llegar a la más extrema de las violencias. Es pues, la verdad con el riesgo de la violencia.
Para que haya parrhesía es necesario que en el acto de la verdad haya en primer lugar manifestación de un lazo fundamental entre la verdad dicha y el pensamiento de quien la ha expresado.
La parrhesía  implica cierta forma de coraje, cuya forma mínima consiste en el hecho de que el parresiasta corre el riesgo de deshacer, de poner fin a la relación con el otro que, justamente, hizo posible su discurso. De alguna manera, el parresiasta siempre corre el riesgo de socavar la relación que es la condición de posibilidad de su discurso. La parrhesíasólo puede existir si hay amistad, y donde el uso de la verdad amenaza precisamente poner en tela de juicio y romper la relación amistosa, que sin embargo, hizo posible el discurso de verdad.
Pero este coraje  también puede adoptar, en unos cuantos casos, una forma máxima cuando, para decir la verdad, no sólo haya que aceptar el cuestionamiento de la relación personal, sino que hasta puede suceder que se vea en la necesidad de arriesgar su propia vida. En consecuencia, no sólo arriesga la relación establecida entre quien habla y la persona a la que se dirige la verdad, sino que, en última instancia, hace peligrar la existencia misma del que habla, al menos si su interlocutor tiene algún poder sobre él y no puede tolerar la verdad que se le dice.
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¿Soy un personaje de novela?

Desde hace unas dos semanas estoy hablando con una lectora frecuente de este blog y de mi cuenta de Twitter, una fiel y apasionada mujer bogotana radicada en Montreal. Ella sabe de mis amores,  mis rutinas,  mis gustos, lo que me mata de la risa y lo que me ofende hasta la furia; ha visto mis libros, la casa donde vivo, la ropa que me pongo, la sonrisa que me caracteriza y mi cara seria también.  A veces siento que me conoce mejor de lo que me conozco yo misma y entonces pienso que lo que me ha caracterizado siempre es la sinceridad en la vida real, en el trato cara a cara con la gente, y en lo que escribo aquí. No me parece justo que me hagan reclamos sobre lo que soy o lo que no soy  como ser humano -como persona de carne y hueso que no habla como escribe, que habla con muy pocas personas, que no aspira a nada en la vida, que no sueña con el poder, la gloria, el dinero, grandes posesiones ni autos de lujo; una pobre señora que vive la vida más estúpida del mundo y que no mata ni una mosca, una persona sin atributos, sin méritos de ningún tipo como para que ahora resulte que voy por ahí rompiendo corazones alrededor del mundo.
Me parece injusto que me hagan reclamos por algo que leyeron aquí y saquen la conclusión de que soy una persona que usa a otras personas, que tiene planes macabros, que es heredera de Maquiavelo y de los hombres más despiadados de la Historia de la Humanidad.
Nunca me pongo en contacto con nadie, la gente siempre llega, me habla un rato y se va. La lectora de la que hablo no puede quejarse de que le estoy haciendo daño porque le he pedido más de cuatro veces que no volvamos a hablar para evitar malos entendidos y ella vuelve a hablarme de nuevo y entre más me habla más se confunde y se obsesiona con la idea de que soy una persona peligrosa, despiadada, sin sentimientos, una especie de villana de la telenovela de la tarde.
Ella habla de respeto y admiración pero también habla de amor y deseo aunque vive en Canadá y yo no espero volver a salir nunca de Bogotá. Le he permitido todo tipo de piropos y he leído con atención lo que escribe sobre la naturaleza de sus sentimientos hacia mí. Se ha consagrado a leer este blog y el otro para tratar de conocerme mejor y en esa pesquisa ha descubierto que no soy la persona que creía que soy, cree que lo que me domina es el cálculo y que uso a las personas. Yo le aclaro todo el tiempo que soy persona de muy pocos amigos y que acepto conversaciones con muy pocas personas porque no me interesa conversar con mucha gente ni siquiera a través de un chat porque prefiero leer, escribir, oír música, comer, caminar, dormir… todo lo que me apasiona hacer en la soledad escogida y asumida desde hace ya bastante tiempo.
Me molesta mucho que esta lectora sin haberme visto nunca haya desarrollado tantas pasiones y haya caído en reclamos que se le harían a un ser querido con el que se ha establecido un compromiso.  Mi sueño es que esta triste historia no se vuelva a repetir nunca porque es muy desgastante para mí como ser humano de carne y hueso que tiene una vida por vivir aunque esa vida no sea la más emocionante del mundo.

¿Por qué le gusto a las mujeres?

Desde 1985 me han ofrecido drogas y he tenido pretendientes, casi siempre más mujeres que hombres y siempre le he dicho no a las drogas y  no a las mujeres.
El discurso sobre el consumo de drogas me interesa mucho, siempre he leído sobre drogas y casi todos mis amigos han sido exploradores de mundos y de sensaciones antes de ser amigos míos o durante nuestra amistad. He tenido varios amigos muy marihuaneros pero también he conocido gente muy experimentada con el basuco y con la heroína y no he conocido a nadie que este muy cerca de la cocaína, del opio fumado o del pegante; han probado esas drogas pero se quedan casi siempre con la marihuana o con el alcohol. La gente que ha tenido experiencias profundas con los hongos o con la ayahuasca parece haber vivido viajes reveladores pero no he sido gran amiga de un consumidor de ayahuasca. Esta semana me dijeron: los pensadores y los adictos llegan a las mismas conclusiones y esa es la razón por la cual tantas personas que consumen drogas se acercan a usted.
Sobre las mujeres el tema es un poco más perturbador porque la pregunta es simple: ¿Por qué le gusto a las mujeres y por qué me resulta más sexy el tema de las drogas que el tema de las mujeres si me han hecho mejores propuestas con mujeres que con drogas?
Las mujeres  siempre han sido encantadoras conmigo y a lo largo de mi vida he sido sorprendida con efusivas declaraciones de amor, besos robados que yo he perdonado siempre porque han sido en ambiente de fiesta, frases del tipo por qué pones ese muro que es imposible derribar y desde hace menos de una semana la mujer más sorprendente que haya podido imaginar a través de una relación virtual.
Ella me lee desde hace unos tres o cuatro años en Twitter y en el blog, le gusta como escribo, le gusta mi rigurosidad intelectual, le gustan mis chistes, mi forma de vivir y también me ve como una especie de monja; ella pensaba que la monja no tenía relaciones carnales con los hombres y cuando supo que sí la admiración se le convirtió en deseo y el deseo en amor. Hemos conversado en privado durante unas ocho horas en tres días y me sorprende la creatividad y la dulzura que tienen las mujeres para conquistar, todas las estrategias que existen para enamorar a una mujer. Ella no es lesbiana y yo tampoco pero dice que me ama y me desea y se imagina todo lo que podemos llegar a hacer las dos, me describe las formas de dar y recibir placer entre mujeres y entonces me acuerdo de otra amiga que también estaba enamorada y me decía: Elsy, cuando pruebas mujer no puedes volver atrás.
¿Tan bueno es?

No me ames, te lo ruego

Nunca antes en la vida había estado tan preocupada como lo estoy ahora porque lo que más amo por sobre todas las cosas y por lo que más he luchado a lo largo de mi vida es por algo que casi todos sueñan pero casi nadie tiene: libertad.
Para mí libertad es caminar tranquilamente sola y en silencio mirando flores, perros y gatos, árboles, edificios, gente que no conozco y que no aspiro a conocer porque nunca he estado interesada en conocer a mucha gente. Soy animal de compañía y no de tropa, nunca tengo más de dos amigos y mis amistades suelen ser larguísimas, empiezo a considerar que una persona es amiga mía después de cinco años de trato.
Estoy preocupada porque en los últimos tres días he recibido más elogios de los esperados, declaraciones de amor, deseo, admiración, personas que me dicen que se ponen nerviosas de sólo pensar que están hablando conmigo -por escrito-, mujeres que desean ser hombres para brindarme el placer que merezco, hombres confundidos porque sus novias sienten que están enamorados de mí y ellas en vez de sentir celos se sienten un poco orgullosas porque el novio tiene muy buen gusto, gente emotiva que me da ánimo -porque soy un referente- para que siga desenmascarando a gente como Catalina Ruiz-Navarro -adorada y defendida por los hipsters (ojalá yo supiera qué es ser hipster). Más de cinco declaraciones efusivas en menos de tres días.
Si estás leyendo este post y me admiras, me amas, crees que soy un referente y debo seguir escupiendo veneno aquí y en Twitter el mejor regalo que me puedes hacer para que siga siendo yo es no asfixiarme con tus halagos porque aunque me gustan y me hacen sentir bien también me hacen sentir en una especie de compromiso contigo y no estoy dispuesta a ser amiga de mis admiradores porque aunque escribo para que me amen más no quiero sentirme asediada nunca y esta semana me he sentido un poco así.

Un café para soñar

Desde cuando renuncié al cine sueño más porque el cine está inspirado en los sueños y yo puedo construir mis propios mundos.
El café es la droga perfecta para soñar y me gusta hacer experimentos con el café y con el sueño.
Ayer tomé dos siestas durante el día: una a las once y otra a las cuatro, las dos después de un café. Soñé más en la siesta de las cuatro que en la de las once.
Quise hacer un experimento arriesgado solo con la intención de ver qué pasa:
Me tomé un tinto a las ocho de la noche y me acosté a dormir y pasó lo que no esperaba: tuve unos treinta sueños surrealistas cada uno de los cuales me dejaba despierta y asombrada no sólo de los poderes del café sino de la máquina de soñar con la que me dotó la naturaleza.
Puedo confesar sin vergüenza que anoche me dí en la cabeza con café y que la traba debe ser más poderosa que cualquier viaje de ayahuasca, hongos o ácidos. No debemos olvidar que la calidad y los alcances de una traba no están relacionados con la droga en sí misma sino con el cerebro y la creatividad del trabado y mi traba soy yo misma.
No vuelvo a tomar café antes de acostarme porque es emocionante tener sueños de café, pero soñar durante ocho horas como quien está en la película más espectacular es caer ya en el abuso de las drogas y a las drogas les dije NO.

Echar raíces

Vivo en esta casa desde hace doce años y por fin me siento cómoda dentro de ella, como una rata en su madriguera.
¿Por qué fue tan difícil aceptar de nuevo este Hogar?
Porque venía de vivir durante treinta y cuatro años en la misma casa y quería morir en ella como los grandes pero mi mamá no me dejó, me obligó a buscar mi propio refugio. No se lo agradezco porque ese tránsito obligado me dañó la biografía en Wikipedia pero al mal tiempo buena cara, como los grandes.
Ahora es diferente porque nos hemos convertido en un solo ser. La casa y yo; la casa es como otra especie de ruana que me acaricia y me da calor.
Me parece tan confortable que no quiero volver a salir de aquí.
Me gusta caminar por la calles de mi barrio
He visto envejecer a varios vecinos
Algunos han enloquecido
Otros se han vuelto amargados.
Aunque yo no les brinde ni siquiera el saludo ellos también me deben conocer un poco y se deben sentir orgullos de compartir la vida desde lejos con alguien como yo.
rata-madera-cola-tupida-madriguera

Los viajes no curan los dolores del alma

A lo largo de mi nada accidentada vida he conocido gente que ha viajado alrededor del mundo, desde Islandia hasta Corea del Norte; desde Melgar hasta Taganga.
Todos dicen embelesados mientras narran sus supuestas grandes aventuras que a mí nunca me han sabido a nada: Elsy, ¡Tienes que viajar!, te falta mundo, te falta calle, viajar es una experiencia necesaria y bla bla bla.
Yo oigo a mis amigos sin mucha emoción y lo que me sorprende siempre de todos ellos sin excepción es que planean, viajan, regresan, narran la experiencia y en lo más íntimo de su ser siguen siendo los mismos seres humanos.
No los veo más inteligentes, creativos, sensibles o despabilados, sólo un poco más vanidosos, convencidos de que los viajes transforman cuando yo sé que es mentira. Transforman más los libros o las experiencias amorosas, la muerte, la enfermedad o el desempleo, los viajes no son la gran cosa.

Nuevas renuncias

Mi vida ha consistido en renunciar, a eso he dedicado la mayor parte de mi vida.
Siempre he vivido con la sensación de que sobra algo y de que la plenitud consiste en renunciar al peso.
Cuando era niña renuncié a los juegos con otros niños y vi que era bueno; descubrí que era mejor caminar con otra niña, con otro niño, que andar corriendo y gritando sin motivo ni razón.
Más grandecita renuncié a los paseos, las piscinas, las playas, balnearios, a los bailes y las borracheras comunales. Es mejor caminar tranquilamente con una persona que andar buscando destinos desesperada para compartir las fotos luego en las redes sociales como cualquier ciudadano de tercera.
Renuncié a la televisión y la radio porque me harté de la mentira y el mal gusto. Y también vi que era bueno.
Esta es mi lista de nuevas proyecciones de renuncia:
Cine
Perfumes
Pulseras
Anillos
Libros

Viejo marica

Pero tengo que contenerme porque lo puedo destruir todo pues somos insaciables como el culo de un maricón, es muy tragón
No soporté la porculada boca abajo. El coito anal es doloroso, hay que estrenarlo a diario y aquí en Murcia no encuentro
De joven ligaba todo lo que quería hasta los 40, era atractivo
El otro día me dio uno 6 euros
A partir de los 50 comienza la decadencia
aprovecha reina.
*****
Lo único que espero es que cuando llegue la decadencia no me dé por volverme lesbiana.
¿Arepear por resentimiento?
A los cuarenta no hay crisis, la verdadera crisis comienza a los cincuenta, decía en la revista.
¿Cuál crisis?
Cuando tengas cincuenta te van a decir que la verdadera crisis llega a los sesenta.
¿Por qué tienen más dignidad los hombres que las mujeres?
Es cierto, no sé de ningún hombre que se haya vuelto marica y resentido porque las mujeres no lo volvieron a mirar.
No, los hombres se resignan más rápido, se levantan, leen su periódico, ven su partido de fútbol y ya, salen del mercado de la carne sin hacer mucho ruido y sin mucho drama. Con las mujeres es a otro precio.
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Tefa, Juan y José

A Tefa la conocí en Twitter
A José lo conocí en Twitter
A Juan lo conocí en un salón de clase (yo era su profesora hace unos seis años, creo). El buen chico se quedaba siempre al final y hacía alguna pregunta y así terminamos tomando cafecito, luego fuimos amigos lejanos varios años y cuando se acabó mi bella historia de amor con Andrés el joven tímido se acercó un poco más y terminamos enredados en una apasionada historia de amor (presentida por José) que terminó en Twitter gracias a la aparición apoteósica de la exnovia celosa, posesiva y asfixiante.
Tefa y José han establecido una historia de admiración y odio sin haberse visto nunca
Yo me he visto con los dos: con Tefa y con José
José dice Pobre chica
Tefa dice Es un pusilánime
Pero los dos ven cualidades también, están pendientes el uno del otro todo el tiempo.
Varias veces le pregunté a Tefa:
¿Si te parece material tan defectuoso por qué no lo dejas de seguir y ya?, ¡ignóralo! Y ella respondió: a veces escribe cosas chéveres.
¡Ah! ¡Bueno!
Siempre que nos vemos con José me pregunta por Tefa, miramos fotos suyas y me dice que es una chica hermosa, yo le digo que sí. Hablamos un buen rato de su talento desperdiciado y el mar de confusión en el que vive y entre los dos jugamos a predecir el futuro. Yo soy mucho más optimista que José porque conozco mucho más a Tefa, fuimos amigas virtuales durante varios años y tuvimos largas y emotivas conversaciones telefónicas  en las que ella me contaba sus más íntimos pesares y deseos, por eso, cuando publicó su libro me emocioné tanto que la comparé con Rulfo y con Vallejo. Yo creo que tiene mucho talento pero está bloqueada como lo estuve yo misma hace un tiempo pero espero de todo corazón que escriba su segundo libro y supere un poco la tristeza y el dolor que la carcomen por dentro y hacen de su vida un completo tormento.
¿Por qué Tefa terminó cortando la amistad conmigo de forma radical?
Porque se creó un juego un poco macabro entre las dos: jugábamos a que éramos novias lesbianas y coqueteábamos con descaro desde nuestras cuentas de Twitter.
Ese juego público duró varios años y hace unos seis meses, en público también, yo le dije que me cansé de ese juego tonto, que no soy lesbiana, que me gustan los hombres, que pare la bobada. Eso la hirió bastante porque tal vez sí sentía un poco de amor y aunque yo la quería como una gran amiga nunca sentí nada más que eso, no soy lesbiana y creo que el juego tenía que terminar para que ella no se ilusionara más.
¿Le rompí el corazón?
Supongo que un poco, sí, fue un juego un poco cruel. Pero ella sabía que se trataba de un simple juego. Si no lo sabia lo siento y espero no volver a jugar a la lesbiana nunca más con ninguna otra mujer en la vida
Perdón.
A Juan también le gusta Tefa, siempre le ha gustado. Le parece una mujer hermosa, rebelde, excelente escritora, varias veces me dijo que le parece mucho mejor que yo en todo y soñaba con un trío bomba: Tefa, él y yo. Juan y yo abrigábamos el sueño de vivir esa experiencia erótica con otra mujer, planeamos varios veces, soñamos con varias pero somos muy torpes; ninguno de los dos sabe cómo se hacen ese tipo de propuestas y al final terminábamos muertos de la risa y abortando el plan.
Juan y José también se conocieron, yo los puse en contacto. Y la conexión fue inmediata. Nos parecía increíble a Juan y a mí, a José y a mí, que tres personas tan diferentes pudieran llegar a coincidir también de alguna manera. En un momento de la corta amistad entre ellos dos yo sentía que se querían más, que yo había quedado por fuera porque los dos hablaban con mucha emoción y admiración el uno del otro. Con Juan también llegamos a dudar si José no nos desearía un poco también pero no llegamos a fantasear en un trío con él.
Juan, José y Tefa son personas sensibles, a los tres les interesa el arte y están concentrados en eso, la idea más persistente en ellos es la de hacer una obra, algo grande. Cada uno tiene dificultades para lograrlo y con los tres hemos hablado ampliamente de eso.
Una vez le pregunté a Juan: ¿por qué personas como ustedes se acercan a mí? Soy una nerd, una señora que no sale nunca de su casa, una mujer sin experiencias, no me interesa consumir drogas ni alcohol, mi vida ha sido más bien una vida boba, sin nada digno de contar, en cambio ustedes, están llenos de experiencias, de rumba, viajes, lujos, de amistades exóticas…  Y Juan no me supo responder.
He recibido los mejores halagos y los peores insultos de parte de Tefa, Juan y José porque en algún momento se han sentido expuestos, como hoy, por ejemplo, pero también los tres han llorado casi de emoción cuando los exalto en mis bellas composiciones.
Supongo que los tres me recuerdan con cariño porque los tres me han dicho muchas veces que soy un ser excepcional con mucho talento y carácter y yo les creo, claro, sé de qué estoy hecha y gracias a ellos estoy llevando la autoficción al límite.
¿O no?
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¿El cerebro se llena?

Desde que leo he deseado dejar de leer
Pero siempre termino leyendo de nuevo
Después de muchos intentos fallidos
Me resigné como se resigna el borracho a la botella
La puta al catre
Y el ratero a no trabajar.
Pero hoy me encontré con un lector enfermo
Un ser humano que lee tanto como yo
El cree que si leemos tanto es porque algo falló en la vida
Y por eso estamos solos
El ha pasado por tres esposas
Yo por un solo esposo (y quedé vacunada)
El quisiera volver a intentar con una ignorante caderona que le dé dos hijos
Yo le conté que otro amigo lector hizo exactamente eso y ahora está perdido
Hablamos de varias personas perdidas gracias a los libros
Condenadas a pesar de que fueron mentes brillantes
Yo tenía la idea de que el cerebro podía llenarse y estallar
El cree que tengo razón y que tenemos que leer mucho menos y relacionarnos con gente común que esté alejada de los libros. Mecánicos de motos, carniceros y conductores de tracto camión.
Pensó que aprender a trabajar la madera podría alejarlo de los libros
Y terminó leyendo sobre cómo trabajar la madera
Pensó que vivir con gente es mejor que vivir solo
Y terminó leyendo sobre la familia y la soledad
Pensó que hay vicios peores que la lectura
Yo le dije que a mí todos me felicitan por leer
Que es la primera vez que me encuentro cara a cara con un verdadero lector
El verdadero lector pasa por momentos en los que odia los libros y quisiera no haber aprendido a leer nunca
Sufre y llora porque piensa cómo será vivir una vida auténtica
Una vida no reflexionada, no planeada y no modelada a partir de las lecturas
Se pregunta todos los días cómo será vivir como casi todos los seres humanos, gente común que no piensa mucho, no analiza mucho y a la que casi nada le importa porque no sabe casi nada, simplemente viven. ¡Como animales!
*son esas reflexiones -precisamente- las que me llevan siempre a los libros
El vivió con una lectora y se acabó la historia porque creyó que un día él terminaría siendo un libro más.

Una bella historia de amor

– ¿La vas a embolatá?
-Ajá mami, a veces hay que explicar los chistes, cada quien lee desde su capacidad cerebral y su contexto.

Sandra y Juan se conocieron como se conoce casi toda la gente: por casualidad.
Se miraron a los ojos de forma distraída y en ese instante supieron de una vez y para siempre (especialmente Sandra) que su amor sería como en las telenovelas de la tarde, que sólo la muerte podrá llegar a separarlos aunque vivan a más de mil kilómetros de distancia y ella diga todo el tiempo que odia a los humanos, es asexual y sólo quiere ser su amiga.
Sandra es lo que llamamos en Colombia con desparpajo una completa calienta huevos. No le da ni siquiera un beso aunque duerma en la misma cama con él y le respire en la nuca. Vino en diciembre pasado y eso hizo la muy villana durante una semana y el pobre Juan recurrió a lo divino y lo humano para ser todo un caballero con esta extraña dama a la que no le gusta el sexo pero le gusta dormir con hombres en la misma cama y hacerles cosquillas con los dedos de los pies.
Juan superó la prueba para no parecer machista, desconsiderado, hijo del heteropatriarcado, hombre elemental, simio lujurioso… y cuando Sandra decidió regresar a su tierra  -estando ya en el aeropuerto-  le dio un beso en la boca y se fue.
Y a Juan sólo le quedó decir:
“Ay, mi corazoncito, qué es lo que quiere esta mujer, por qué juega así conmigo!”.
Está lejos, no quiere novio y no vive con él pero todo el tiempo está ahí en WhatsApp y en Instagram diciendo tú eres mi mejor amigo, me gustaría vivir contigo, me gustaría parchar contigo, probablemente me vaya a vivir a Bogotá, me dejarías vivir en tu casa, pero como amigos, sin sexo, podemos dormir en la misma cama, te puedo soplar la nuca pero anda, no seas machista, aunque esté desnuda en la cama contigo y te haga cosquillas con los dedos de los pies el sexo no me interesa, no seas machista, no pienses lo que no es.
¡Odio a los humanos!
Ella tiene la sartén por el mango porque desde el comienzo ha representado a la perfección el papel de mujer desvalida, triste y solitaria, un poco artista, un poco ida, un poco como Remedios la bella.  Juan es un hombre de naturaleza buena, un hombre que sabe ser compasivo y dulce, un poco heroico con las mujeres (porque también es bastante machista, como Sandra).
Juan y Sandra, Sandra y Juan, son como anillo al dedo, el matrimonio no consumado, la pareja ideal, el sentimiento hecho carne, el perfecto idilio de amor al mejor estilo de las telenovelas que no he visto pero en las que sospecho lloran bastante.
Ella necesita un buen hombre que la comprenda y la salve, que le aguante todos los caprichos y juegos tontos y él estará siempre ahí soportando los caprichos y juegos tontos planteados por la princesa.
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