lunes, 7 de agosto de 2017

No me ames, te lo ruego

Nunca antes en la vida había estado tan preocupada como lo estoy ahora porque lo que más amo por sobre todas las cosas y por lo que más he luchado a lo largo de mi vida es por algo que casi todos sueñan pero casi nadie tiene: libertad.
Para mí libertad es caminar tranquilamente sola y en silencio mirando flores, perros y gatos, árboles, edificios, gente que no conozco y que no aspiro a conocer porque nunca he estado interesada en conocer a mucha gente. Soy animal de compañía y no de tropa, nunca tengo más de dos amigos y mis amistades suelen ser larguísimas, empiezo a considerar que una persona es amiga mía después de cinco años de trato.
Estoy preocupada porque en los últimos tres días he recibido más elogios de los esperados, declaraciones de amor, deseo, admiración, personas que me dicen que se ponen nerviosas de sólo pensar que están hablando conmigo -por escrito-, mujeres que desean ser hombres para brindarme el placer que merezco, hombres confundidos porque sus novias sienten que están enamorados de mí y ellas en vez de sentir celos se sienten un poco orgullosas porque el novio tiene muy buen gusto, gente emotiva que me da ánimo -porque soy un referente- para que siga desenmascarando a gente como Catalina Ruiz-Navarro -adorada y defendida por los hipsters (ojalá yo supiera qué es ser hipster). Más de cinco declaraciones efusivas en menos de tres días.
Si estás leyendo este post y me admiras, me amas, crees que soy un referente y debo seguir escupiendo veneno aquí y en Twitter el mejor regalo que me puedes hacer para que siga siendo yo es no asfixiarme con tus halagos porque aunque me gustan y me hacen sentir bien también me hacen sentir en una especie de compromiso contigo y no estoy dispuesta a ser amiga de mis admiradores porque aunque escribo para que me amen más no quiero sentirme asediada nunca y esta semana me he sentido un poco así.

No hay comentarios:

Publicar un comentario