domingo, 26 de noviembre de 2017

Carta abierta a Jorge Iván Cuervo (@cuervoji en Twitter)

Sé que no soy de su agrado desde hace mucho tiempo y creo saber por qué: es usted un hombre machista, clasista y amigo de que los secretos de sus amigos poderosos se queden muy bien guardados. Hace ya varios años me ocupé de una de sus grandes amigas y eso a usted lo marcó para siempre en contra mía porque una persona como yo no puede burlarse de personas como ustedes y entonces durante varios meses estuvo diciendo que yo NO PUEDO ser una mujer porque soy muy inteligente, muy hábil y escribo muy bien y que soy UNA MALA PERSONA. ¿Alcanza a ver los niveles de su machismo? Subestima tanto a las mujeres que si aparece una que desenmascara impostores intelectuales, falsos sabios, falsos profetas, falsos eruditos… es una persona mala y no puede ser una mujer. Si esos impostores son amigos suyos entonces su dolor y su ira se multiplican, se convierte en una especie de señora histérica descontrolada.
Si quien quitara mascaritas fuera un amigo suyo seguramente celebraría la habilidad de semejante portento, hasta diría que está al lado de Quevedo o de la inexistente critica cultural en Colombia. ¿Me equivoco?
Está hecho usted un mar de lágrimas porque Catalina Ruiz-Navarro perdió todo el prestigio como intelectual, feminista, filósofa, defensora de Causas y experta en poses y el nivel de su odio hacia mí es tan ciego y tan desproporcionado, tan locamente desmedido, casi como si fuera una señora menopáusica, que cree que LA LOCA ELSY se inventó un plagio de 40 páginas en un trabajo de grado en la Universidad Javeriana porque soy mala y voy por ahí dañando la honra de gente admirable, así de emocional es su mente, así lo pone a procesar pensamientos su machismo y su clasismo.
El hecho de que desde hace más de seis años venga denunciando las incoherencias de Catalina Ruiz-Navarro no me convierten en loca ni en mala persona sino en profeta. En vez de llenar su cabeza de veneno porque le molesta mucho que yo pueda ver primero donde nadie más no puede ver debería felicitarme por ser tan inteligente, por saber ver, por no fallar nunca en mis hipótesis sobre impostores de toda pelambre.

Un mensaje privado

donald

¿Machismo, racismo, clasismo o simple odio?

Con ustedes el comentario dejado en Facebook por Laura Gómez Camargo, a propósito del plagio de 40 páginas de Catalina Ruiz-Navarro en su trabajo de grado en la Universidad Javeriana denunciado ayer por una figura a la que esperamos ahora sí la Universidad Javeriana y los medios tengan en cuenta para analizar el delito cometido por la columnista, feminista, abanderada de varias causas, todas relacionadas con la ética y la justicia.
Laura cree que si yo denuncio el plagio soy la negra Candela; si es el hombre blanco, rubio, alto, de apellido raro -me refiero a Mario Jursich Durán- es sensacional y debe tomarse en serio. Tengamos en cuenta que Laura es admiradora de Catalina (es decir, feminista) y de forma implícita da a entender que lucha por la justicia y el orden:
“Elsy Rosas Crespo no hace ninguna denuncia de ningún tipo, es como un perfil tipo la negra Candela, llena de bobería y calumnia sin análisis de nada ni crítica de nada. Importante sería sacarla/lo de este debate para que lo del plagio sea tomado enserio, porque yo también vi esto compartido por ese perfil y me pareció otra de sus quejas sin fundamento ni rigor. Ahora que lo veo compartido por Mario, cambia la cosa”.

Don Mario Jursich Durán denuncia el plagio de Catalina Ruiz-Navarro en Facebook

A continuación comparto con ustedes una nota dejada en Facebook por Mario Jursich Durán. Veo que está tan escandalizado como yo y hasta ahora se enteró de las travesuras intelectuales de Cata:
“A mí, como a tantos otros, me llegó la noticia de que Catalina Ruiz-Navarro plagió su tesis de grado en la Universidad Javeriana. Confieso que al principio no le di importancia. Las acusaciones de plagio suelen tener un punto histérico: aparte de que a veces son excesivas y responden a concepciones anticuadas sobre la propiedad intelectual, también acarrean consecuencias desproporcionadas en relación a la gravedad de la falta. Me repugna que por haber birlado dos frases de un escrito ajeno —cosa que debe condenarse— alguien sea sometido a la muerte social, la pérdida de patrimonio e incluso la cárcel.
Sin embargo, después de haber leído con calma el alegato en contra de Ruiz-Navarro, debo decir que el suyo es un caso totalmente distinto. El portal Plagiosos.com detectó en su tesis “El caribe como territorio estético y minoritario” copias en aproximadamente ¡40! de las 127 páginas que tiene el manuscrito. Hago hincapié en que no se trata de bagatelas: Ruiz-Navarro se apropia indebidamente de por lo menos 53 párrafos provenientes de 17 publicaciones previas. Son tan largos los fragmentos a los que echa mano que a menudo tienen más de nueve líneas.
Ni ustedes ni yo somos jueces en este asunto. Serán las autoridades competentes las que decidan sobre el alcance de la falta y sobre la sanción que le corresponde (o que no le corresponde) a Ruiz-Navarro. Pero, sea cual sea el rumbo que tome la acusación, este es uno de esos casos en que nadie puede quedarse callado. Ruiz-Navarro, que ya fue sorprendida con un plagio en su columna de El Espectador, debe dar las explicaciones pertinentes, sin ampararse —como parece estar haciendo— en que esta es una persecución en su contra porque dice verdades incómodas para el machismo. La Universidad Javeriana, si quiere que la consideremos una institución respetuosa del saber y de la cortesía intelectual, debe establecer con claridad cuál es su posición al respecto, y nosotros, lectores y escritores, debemos (antes de emitir nuestro juicio) tomarnos el trabajo de evaluar las pruebas presentadas por Plagiosos.com.
Aquí está el link donde pueden verlas: http://www.plagios.org/estudio-de-caso-n-25-plagio-en-trab…/
Tómense su tiempo. Ya veremos si a ustedes, como a mí, el caso les resulta igual de escandaloso”.

Bogotá no es sólo caos. Mensaje de un bogotano desde el llano

Bogotá es una ciudad llena de oportunidades, desordenada y todo, pero es la ciudad de los colombianos. Muchos la critican, pero es lo que nos representa y no por eso tiene que ser mala.
Vivo en el Llano, un lugar muy hermoso. Pero, para todos aquí Bogotá es algo más que caos. Bogotá para los niños es un lugar mágico, su clima, su inmensidad, el trajín de la ciudad es algo muy curioso para aquellos infantes que están acostumbrados a la quietud de un pueblo o mejor aún el campo; para los jóvenes significa oportunidades, el lugar donde están todas las universidades, donde se cree que es el lugar idóneo para empezar tu vida sino se quiere ser más que un campesino reproductor y tomador; para los adultos y viejos la encuentran como un martirio porque ellos, generalmente, no es que gusten de ir pero es el centro de todo, donde se pueden conseguir desde repuestos en general a las atenciones médicas especializadas que sólo se encuentran allí.
Soy bogotano y empecé a entender la importancia de esta ciudad cuando la dejé, aunque no es algo de extrañar. Todos estos sentimientos claramente son culpa del centralismo bogotano. Es inconcebible pensar que para casi cualquier cosa que se quiera hacer, toque ir hasta la dichosa ciudad. Es verdad, lo que dicen los comentarios “para muchos venir es un fastidio, o para otros es un sueño a alcanzar” pero hay verlo así: Es la misma situación en la que se ven muchos latinoamericanos cuando piensan en Europa. Muchos sentimientos a favor y en contra del viejo continente.
Sin embargo, hay que admitir que Bogotá es una ciudad muy bella y eso nos hace orgullosos de ésta.

En Colombia no hay escritoras

Carolina Sanín no tiene talento, sentido del humor ni gracia pero se empeña en ser reconocida como una de las grandes escritoras colombianas del Nuevo Milenio. Posa de feminista irreverente, sueña con que es la fusión entre Quevedo y Fernando Vallejo, se toma por la mejor copia de las humoristas norteamericanas a las que tanto imita con logros bastante lamentables -porque Carolina no nació con la vis comica– y aunque quiera renegar de su clase se siente cómoda en su condición privilegiada. Con esos antecedentes es imposible hacer arte, feminismo, humor o cualquier objetivo que se proponga en la vida.
Cada cierto tiempo Carolina arma un escándalo y logra su objetivo: trascender Facebook y crear alboroto a partir de una tontería y esas actitudes de niña mimada siempre arrastran a seres inocentes bien sea porque atenta contra instituciones prestigiosas o porque al querer hacer el bien termina haciendo el mal y cae la máscara de algún impostor. Con la última travesura intelectual de Carolina Sanín fueron varias las damnificadas, todas mujeres, claro, y no precisamente porque el heteropatriarcado haya querido prescindir de mujeres en un tonto evento en París (ese fue el origen de todos los males) sino porque gracias al show de más de cincuenta mujeres que no saben escribir -incluida Carolina- descubrimos que en Colombia no hay escritoras consagradas como Gabriel García Márquez o Fernando Vallejo y que estamos muy mal de crítica literaria y de aproximaciones feministas a apuestas estéticas cuando son abordadas por mujeres. No hay escritoras, no hay críticas y el feminismo está en manos de Carolina Sanín y Catalina Ruiz-Navarro. El panorama no puede ser más desolador.
Carolina no quiere ni respeta a Catalina pero Catalina cometió la torpeza de seguirle el juego a Carolina y escribió una columna “demoledora” contra García Márquez que ha sido objeto de análisis por parte varios críticos hombres, ninguna mujer. ¿Dónde están las críticas colombianas?
El mandato de Carolina Sanín fue  contundente: si hay diez hombres en París el Ministerio está obligado a encontrar a las mujeres, a las escritoras colombianas. Y entonces las mujeres empoderadas empezaron a buscarlas y terminaron encontrando a las modelos SoHo que ya pasaron de moda por viejas y gastadas, porque ya fueron a todas las ferias y fiestas del cuerpo y están agotadas. Encontraron a las escritoras consagradas que no alcanzan el nivel de los hombres y siguieron buscando para hacer una gran lista de mujeres que escriben y las listas no son muy extensas, son listas cortas y son tan escasas nuestras maestras de las letras que terminó colada en los listados hasta Estefanía Uribe Wolff. El panorama no puede ser más desolador.
De lista en lista y de Manifiesto en Manifiesto hasta los señoritos Ricardo Silva Romero y Juan Esteban Constaín trataron de alzar un poco la voz y parecer un poco indignados y acompañaron a las exmodelos y a otras mujeres a decir en tono de reproche: ¡En Colombia sí hay escritoras!
De este lamentable circo llamado Cultura Colombiana hay algo que podemos rescatar: por fin los lectores expertos y el público en general están empezando a notar que Catalina Ruiz-Navarro pasó por la universidad pero no fue tocada por el mundo académico y su feminismo y empoderamiento son tan frágiles que se pueden desbaratar en dos columnas. Esa es la noticia positiva.

Paisaje natural

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Feminismo dañino y distorsionado

La maestra del plagio Catalina Ruiz-Navarro en su última columna ahora sí tocó fondo en el arte de la estupidez, la superficialidad y el feminismo tonto: no invitaron a las malas escritoras colombianas a París y la niña rebelde que posa de feminista sin saber nada de feminismo llegó a unas conclusiones que harían llorar de vergüenza a un estudiante de literatura de segundo semestre de cualquier universidad del mundo. Con ustedes Cata la feminista hipster y boba a conciencia:
Sobre Remedios la Bella se podría escribir un largo ensayo sobre la mirada predadora masculina y el acoso. Tan machista era Gabo que en su verde vejez tuvo el nervio de escribir las Memorias de mis putas tristes, que además de ser un irrespeto simbólico a su fiel esposa, Mercedes, que literalmente lo mantuvo para que escribiera su gran obra, es una fan fiction de La casa de las bellas durmientes de Kawabata, que cuenta la historia de una suerte de prostíbulo a donde los viejos verdes impotentes van a restregársele a doncellas dormidas, es decir, es un libro sobre violaciones. Estos son los tropos de los escritores latinoamericanos, los del Boom son casi todos asquerosamente machistas, y hasta Neruda en sus memorias confiesa una violación “casual” que el escritor comete cuando ve a la empleada que le arregla el cuarto y “le dan ganas”. Pero el machismo en la literatura no lo vamos a notar hasta que leamos a las mujeres. No puede ser que toda nuestra imaginación esté sólo alimentada por las ficciones que escriben los machos.

Feminismo estúpido

En Colombia ha aumentado de forma desmesurada la cirugía estética. Somos  potencia mundial en convertir a las mujeres en dóciles muñecas de carne que sonríen con dulzura y son amables y sumisas. Una extranjera llega a Medellín y queda con la boca abierta al ver  la idea que tenemos del cuerpo de las mujeres en la tierra de Pablo Escobar. La muñeca de carne -por ser muñeca- no puede tener olores y entonces se educa a las mujeres desde los medios para que sean buenas muñecas sin olores y cuidadosamente decoradas para salir a conquistar el mundo. Toda la publicidad muestra a las mujeres como muñecas dóciles, alegres y apetecibles ante la mirada ajena, especialmente  la mirada de los  hombres, esa es la invitación de nuestros anunciantes.
En Colombia el reguetón se convirtió en el rey y las letras y los videos de los éxitos mundiales muestran a las mismas muñecas del párrafo anterior bailando y disfrutando de la fiesta con el derroche de energía típico de la juventud. La belleza, la docilidad y la pulcritud hacen juego con la sumisión que se espera de las mujeres con estas letras y ritmos pegajosos. Nadie lo puede evitar.
Una vertiente del feminismo colombiano dice que las mujeres nos podemos vestir como nos dé la puta gana y podemos ser autónomas, tomar decisiones sobre nuestros cuerpos y nuestras vidas y por eso podemos ser prostitutas feministas. Mujeres que trabajan a conciencia en el mercado de la carne con su cuerpo de muñeca, su ropa de muñeca, su baile de muñeca, su limpieza de muñeca y su amor a la plata fácil obtenida en el contexto de la rumba. La prostitución en Colombia está tan disparada como la cirugía estética y el reguetón y el éxtasis adornado con feminismo hacen de la rumba colombiana un espectáculo del que quieren disfrutar propios y ajenos. En Colombia también se disparó el turismo y es bien sabido que se consiguen prostitutas muy baratas en todo el país porque la competencia es fuerte y la mayoría de las mujeres se nivelan a partir del salario mínimo colombiano, el peor en América Latina después del de Perú. Ellas se esmeran por ser hermosas muñecas pero no son conscientes de lo bellas que quedan y no cobran lo que vale la mercancía sino que van muy por debajo del precio justo y todos felices, especialmente los turistas.
En Colombia se disparó la violencia contra la mujer, el embarazo adolescente, el número de violaciones y desapariciones de mujeres. Podríamos desarrollar estos temas también pero no vale la pena porque lo que quiero tratar es el feminismo estúpido, el del acoso sexual que se concentra en hacer ver a las mujeres como inocentes cuando salen con sus cuerpos de muñecas y esperan de los hombres respeto y reverencia como si se hallaran ante una santa de los últimos días y ni una sola palabra sobre sus grandes atributos. La fabricación en serie de mujeres con rasgos de muñeca no es un invento del hombre común sino del marketing y la mujer conoce bien el juego que juega cuando recurre a la cirugía estética y se esfuerza por vaciar el cerebro y rellenar el cuerpo para luego forrarlo con ropa diseñada para muñecas de carne. Es un despropósito total que estas respetables damas pretendan jugar el juego de la provocación y esperen de los hombres respuesta de muñeco de caucho. Vacío de deseo y sin sentimientos.
Nunca como antes en la historia del feminismo se había distorsionado de manera tan vergonzosa un asunto tan serio. Demos gracias a Dios que están muertas Virginia Woolf y Simone de Beauvoir y  sintamos vergüenza cada día de nuestra triste existencia por haber nacido en Colombia: el país de las putas, los traquetos, la violencia, la corrupción, la impunidad, el plagio, la injusticia, el feminismo del puterío y la tontería que tanto dañó le hace y le seguirá haciendo a las mujeres más tontas de esta tierra triste abandonada por Dios. Si Dios existe no debe saber que Colombia existe y ojalá que nunca se entere porque qué vergüenza el dizque feminismo que les dio por practicar aquí.
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Mensajes de los lectores

Paso y repaso por su blog y mi alma desangelada se insufla de entusiasmo, pues sus ensayos con moderado pero seguro juicio, me sana el alma y me fortalece el gusto. No me vendo a las ideas de otro pero sí me apoyo en ellas, porque tengo el bendito problema de contar con el maleficio de la duda. ¡Eso sí!, cambio capote nuevo de torero viejo, por sus contundentes y sorprententes juicios , certeros y afilados como la espada de Damocles y por los pasos firmes del caballo de Atila, el que de acuerdo con la historia de la depauperada secundaria, decía, que por donde pisaba, no volvía a crecer la hierba. Saludos a la señora Rosas y con muchas rosas.

Guisos y mantecos estrato seis

En mi bello país a un café se le dice Un buen café
A un vino se le dice Un buen vino
A un barrio cualquiera se le llama Un barrio tranquilo.
La gente viaja a Taganga o a Suiza y vemos el ala del avión en Twitter y en Instagram
Nuestros ricos son felices porque pagan más de diez millones en universidades privadas en las que el plagio parece haberse convertido en deporte nacional. Les parece elegante graduarse sin haber leído a Deleuze pero inspirarse en sus brillantes ideas (copiarlas de un intelectual que sí las entendió) para no parecer intelectuales de provincia -la vergonzante provincia colombiana- sino grandes intelectuales, grandes mentes que influyen sobre quienes no han pasado por la universidad.
En mi bello país no hay aristocracia del alma, la verdadera aristocracia
Hay miedo al vacío que se llena con dinero fácil o difícil de conseguir.
Hay gente que aunque tenga dinero se sigue sintiendo pobre y necesita reafirmarse todos los días, comprobar que no morirá de hambre.

Feminismo pop

Gracias al nuevo plagio de Catalina Ruiz-Navarro regresó a mi vida Virginia Mayer para insultar y amenazar sin medida ni decoro. Primero desde Twitter, después desde Publimetro y ahora aparecieron las dos amigas en actitud desafiante en Blu Radio hablando de feminismo pop. No hablaron más de cinco minutos y las conclusiones fueron contundentes: Catalina cree que el feminismo es chévere y Virginia dijo que es chévere ser perra, aunque no ejerza.
Llevaba más de seis meses sin oír radio y aunque me escandalizó el bajo nivel del discurso de las mejores amigas me causó más desazón el programa en general, el nivel tan bajo en que ha caído la radio colombiana. Crecí oyendo radio, era mi gran pasión, la radio colombiana era digna y elegante. Ahora, igual que con el periodismo impreso, parece que está en las peores manos y a pesar de que haya renunciado a oír las voces más desagradables revelando las mentes más obtusas no deja de ser triste que esté muriendo de la peor forma, en las peores manos y con los peores invitados.
Las feministas no hablaron de feminismo y nada dijeron del pop, sospecho que estas imágenes deben encarnar el feminismo pop a la colombiana:
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Carta abierta a Virginia Mayer

Desde hace aproximadamente dos meses salió al descubierto el plagio de su amiga Catalina Ruiz-Navarro en su trabajo de grado en la Universidad Javeriana para ejercer como Filósofa. Un plagio de cuarenta páginas que se puede comprobar en menos de una hora. El descubrimiento no fue mío sino de una persona o personas que no conozco y hasta donde tengo entendido tienen como propósito denunciar la deshonestidad y la mentira en intelectuales colombianos de toda pelambre; tengamos en cuenta que no es la primera vez que la descubren cometiendo este delito tan grave y es de toda la importancia el asunto, más si tenemos en cuenta que es feminista, periodista, mujer empoderada y abanderada de la denuncia y la justicia. Es muy grave que ella sea la maestra del plagio y todo siga igual, como si nada. Ni El Espectador, ni la Javeriana ni ella han pronunciado una sola palabra al respecto.
El interés de esas personas que denunciaron el plagio coincide con mis intereses y la única persona que ha opinado sobre este nuevo descubrimiento es usted; lo que llama la atención es que no le ha respondido a los administradores de la página que denuncia los plagios sino que me ha respondido a mí con agresiones de todo tipo. Primero me insultó con las peores palabras desde su cuenta de Twitter y ahora intenta intimidarme desde su espacio en https://www.publimetro.co/.
Entiendo que usted ame y admire a Catalina Ruiz-Navarro a pesar de que la han descubierto ya en dos plagios comprobados. Usted confunde el aprecio y la amistad hacia ella con el odio, el insulto y el deseo del peor sufrimiento para mí, como si una cosa tuviera que ver con la otra. En vez de pedirle explicaciones a su amiga sobre el delito cometido me convierte a mí en culpable y para acusarme no recurre a lo que escribo en este blog que usted tanto desprecia sino que rebaja usted la injuria, la calumnia, la amenaza a niveles de panfleto de grupo paramilitar. Yo creo que es muy preocupante lo que usted está haciendo en contra mía y aunque diga que no me está amenazando creo que no es una broma ni un juego literario lo que usted está haciendo a costa de mi nombre y exponiéndome a que si no lo hace usted anime a otras personas a agredirme físicamente, a hacerme daño de todas las formas posibles.
Ya sabe usted que mi bandera es la justicia y la honestidad intelectual, desenmascarar a los farsantes, a los grupos de amigos que se aplauden sus pésimas obras, a los que se toman por librepensadores, almas libres, amantes de la libertad de expresión cuando en realidad son algo completamente diferente, gente que representa un papel para parecer seres humanos admirables. ¿Usted ha pensado en las consecuencias que su ejercicio en contra mía arroja en un país como Colombia?: la muerte en la mayoría de los casos. Usted no acusa a Catalina Ruiz-Navarro porque es su amiga, como es amiga de los medios y los intelectuales que la protegen, pero el silencio de esos amigos poderosos no es tan peligroso como sus palabras y sus amenazas.
El director de https://www.publimetro.co/, el influyente y poderoso Alejandro Pino Calad, le abre un espacio en su medio y la felicita por la intimidación, le pregunto por qué le concede tantos privilegios a usted para atacar desde un medio a una sola persona y como era de esperarse él dice que no me conoce, no sabe quién soy yo y no entiende cuál es el problema, se aplica la ley del silencio como si se tratara de una película de la mafia y eso es muy preocupante porque no estamos hablando de coca ni de traquetos sino de periodismo, plagio, feminismo, decencia, honestidad intelectual…
¿No le parece que ese ejercicio que usted y sus amigos están ejecutando en contra mía es la materialización perfecta del abuso de poder en contra mía, una persona que apenas tiene este medio para expresarse, una pobre señora que anda a pie, no tiene escolta y no cree en los procesos judiciales en Colombia porque si no hemos podido comprobar que Alvaro Uribe Vélez está relacionado, por ejemplo, con falsos positivos, no creo que sea fácil llegar a la conclusión de que usted está cometiendo varios delitos en contra mía aunque no mencione mi nombre y aclare después de amenazarme de la forma más intimidante y violenta que no se trata de una amenaza. ¿Cree que por no escribir mi nombre y por afirmar y luego negar queda eximida de los delitos que está cometiendo?

Los deseos de Virginia Mayer

Y luego de haberla olvidado durante unos tres o cuatro años, todavía me provoca coger a golpes con un bate con alambre de puas oxidado a la triple hija de puta que me acosa y me calumnia en Twitter. Quiero dejar muy claro que esta no es una amenaza, pues yo no soy una persona violenta (aunque sea muy agresiva), pero le deseo el sufrimiento más salvaje que pueda soportar. No quiero que se muera, quiero que viva para sufrir más que Jesucristo clavado en el madero. Tampoco la voy a nombrar, aunque hoy sea generosa por darle un espacio en esta columna. No la voy a ayudar a que logre lo único que tiene en la vida, y es tráfico para el blog de mierda en el que calumnia a todas aquellas personas que –a diferencia de ella- sí tenemos una carrera gracias a nuestras letras.

Amenazas violentísimas de Virginia Mayer

Desde hace más de un mes corre el rumor de que Catalina Ruiz-Navarro plagió cuarenta páginas en su trabajo de grado en la Universidad Javeriana para obtener el título de filósofa. La investigación sobre el plagio -que es muy fácil de probar- no la hice yo sino el portal http://www.plagiosos.org.  Hace una semana apareció Virginia Mayer y me maltrató de la peor manera porque sentía que estaba atacando a su amiga. Ahora me amenaza de forma muy violenta en su columna en https://www.publimetro.co/. Amenazas directas contra mi integridad física sin nombrarme.
Me parece gravísimo que un medio permita que se publiquen este tipo de amenazas y que esta persona- que evidentemente necesita tratamiento psicológico- use ese medio para intimidar y amenazar.
Esta es la columna
Hoy -14 de septiembre- es mi cumpleaños, mi día favorito del año. Debería –quizá- estar escribiendo una lista de todas las cosas que agradezco. Pero aunque ahora hago un esfuerzo por cuidarme, no me he enamorado de la vida. Todavía hay noches en que me siento un grano de arena cuando pienso en que Mazuera -mi hermano del alma- ya no está vivo, y en lo asqueroso que es el mundo. Yo no me voy a enamorar de la vida, no soy de esas personas. No estoy cableada para ser un ser zen, soy impulsiva y torpe, soy demasiado consciente. Y no puedo dejar de ser crítica, no puedo hacerme la ciega y la sorda, no puedo dejar de sentir ira por la estupidez ajena. Ya quisiera que mi vida mejorara durante los cuatro días que el Papa visitó Colombia. Ya quisiera yo ser bruta para vivir feliz, brincos diera. Pero me creo inteligentísima (a pesar de tener claro que cuando repartieron la inteligencia emocional seguramente estaba en el baño).
Todavía siento odio infinito cuando veo imágenes de las Kardashian o las Jenner infectando a la humanidad, y quisiera que las matara el Ebola. Todavía no soy capaz de oírle la voz al Presidente de Estados Unidos y cada vez que le veo la jeta siento que me va a dar una embolia. Y luego de haberla olvidado durante unos tres o cuatro años, todavía me provoca coger a golpes con un bate con alambre de puas oxidado a la triple hija de puta que me acosa y me calumnia en Twitter. Quiero dejar muy claro que esta no es una amenaza, pues yo no soy una persona violenta (aunque sea muy agresiva), pero le deseo el sufrimiento más salvaje que pueda soportar. No quiero que se muera, quiero que viva para sufrir más que Jesucristo clavado en el madero. Tampoco la voy a nombrar, aunque hoy sea generosa por darle un espacio en esta columna. No la voy a ayudar a que logre lo único que tiene en la vida, y es tráfico para el blog de mierda en el que calumnia a todas aquellas personas que –a diferencia de ella- sí tenemos una carrera gracias a nuestras letras.
La única manera para que deje de sentir rabia es que me vuelva adicta a la anestesia, o que me arranque los ojos y las orejas.
Hace unos días leí en Facebook el post de una guapa con la que trabajo en que criticaba a la gente privilegiada que se queja de la vida. Como yo, que soy una privilegiada porque nací en la cuna que nací. Porque eso de que uno elige a sus papás me parece la pendejada más estúpida que he oído, y eso que he oído cualquier cantidad de estupideces. Yo no vengo de plata, puede que me crea muy gomela, pero no tengo nada a mi nombre además de mis deudas. Lo que tengo me lo he ganado trabajando, y por eso considero que tengo derecho a quejarme de todo lo que me rodea.
Claro que tengo mucho que agradecer, pero en este momento solo me provoca despotricar y vomitar el amargue que me causa el mundo. En este preciso momento hago fuerza para no comerme una hamburguesa, porque ahora pretendo ser una de esas personas que solo come delicias los fines de semana. Una de esas personas que preferiría estar trabada todo el día buscando que así duela menos estar viva, pero que pretende sobriedad y miente cuando le preguntan si volvió a fumar. Soy de carne y hueso, soy débil. Jamás me ha dado miedo mostrarme vulnerable y hoy no será la primera vez. Hoy será otro día. Hoy es mi cumpleaños, hoy me maquillo con escarcha en la cara y soy la reina.