martes, 21 de julio de 2015

Las cosas están en orden si no tenemos que preocuparnos por el orden de las cosas

Las cosas están ordenadas si se comportan como uno espera que lo hagan; uno puede dejarlas a un lado cuando planifica sus acciones. Esta es la principal atracción del orden: la seguridad que acompaña a la capacidad de predecir, con escaso o ningún error, cuáles serán las consecuencias de nuestras acciones. Podemos seguir intentando lo que estamos intentando, concentrándonos en lo que tenemos que hacer y sin temer ninguna sorpresa: ningún obstáculo que uno no pudiera, con un mínimo de esfuerzo, anticipar e incluir en sus cálculos. Por decirlo en otras palabras: las cosas están en orden si no tenemos que preocuparnos por el orden de las cosas; las cosas están ordenadas si pensamos, o no tenemos la necesidad de pensar, en el orden como un problema y mucho menos como una tarea. Y una vez que uno empieza a pensar en el orden, este es un signo seguro de que algo, en alguna parte, está desordenado: que las cosas están escapando de nuestras manos y, por tanto, tenemos que hacer algo para volverlas a meter en vereda.
Zygmunt Bauman

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