Montaigne leyó a Séneca con atención, Pascal leyó a Montaigne con atención, yo leí a Séneca, a Montaigne y a Pascal con atención y, ahora, acabo de leer a Rodolfo Llinás con atención y me pregunto si él habrá leído a Pascal.
Ya tengo mi selección de aforismos de El cerebro y el mito del yo, los leo y los releo y me parece increíble que todo cuanto allí está escrito sea cierto y parece que lo es: que la vida surgió de la lucha entre el fósforo y el calcio, que el cerebro y el Yo es resultado de la locomoción, que el gusano y el pulpo no son tan tontos como creemos, que una rata en la caja de Skinner actúa de manera muy similar a un adicto a la cocaína: le gusta tanto su felicidad eterna que no vuelve a comer, a dormir ni a beber y muere en su paraíso artificial, segura de que está realizando su sueño, que la realidad es un mundo virtual y que el mundo virtual, vivido como la rata vive su paraíso artificial, podría llevar a mucha gente poco "profunda" a terminar abandonada en la más absoluta soledad. En pocas palabras, que el ser humano es un animal no muy diferente a los otros (vertebrados e invertebrados), que la especialización del movimiento, el lenguaje, la cultura, la versatilidad de la mano y todos los "milagros" de la creación están correlacionados con el cerebro, que el ser humano no es la gran cosa ni el gran maestro, ni el único que siente y ama y que lo más seguro es que Dios no existe, Rodolfo Llinás no creo que haya hecho la apuesta a que sí.
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