Uno no consigue hacer nada bien, ni tan siquiera suicidarse

Se encerró ahí, cargó una pistola e intentó dispararse en la frente, pero sólo se destrozó la parte superior de la nariz y el ojo derecho. Sorprendido de verse aún vivo, y resuelto a morir, cogió una navaja en intentó cortarse la garganta, una y otra vez hasta quedar con la piel a jirones... Se asestó diversos golpes intentando llegar al corazón y, en un esfuerzo final, ya a punto de desvanecerse, intentó cortarse las venas de ambas muñecas. Finalmente, superado por el dolor, lanzó un grito y cayó en una silla, donde permaneció prácticamente muerto. La sangre manaba a raudales por debajo de la puerta.

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Chamfort se infligió un total de veintidós heridas, ninguna de las cuales fue mortal, tardó aún varios meses en morirse, aunque ya estaba claro que la muerte era una simple cuestión de tiempo. "¿Qué puedes esperar? -dijo- Ser torpe con las manos tiene estas cosas. Uno no consigue hacer nada bien, ni tan siquiera suicidarse".

James Geary, en El mundo en una frase. Una breve historia del aforismo. Barcelona: Ceac. 2007: 124.