miércoles, 15 de julio de 2015

Ciencia, arte y técnica

La ciencia está muy por encima del arte, los técnicos se dedican a hacer, los profesionales a pensar y a transformar, el hacer sin el pensar y sin el transformar no tiene sentido, la Universidad no puede terminar convertida en un Instituto, si no se cuestiona el hacer el ser humano está condenado a convertirse en una simple herramienta en función del hacer bla bla bla bla.
La lucha actual entre técnicos, tecnológos y profesionales, entre quienes se dedican a hacer, a pensar y a transformar, es una lucha sin sentido. Qué importa que el arte no sirva para nada, qué importa que la contabilidad sea técnica y la economía sea ciencia si los contadores tienen mayores posibilidades de acceder a espacios laborales mientras la mayoría de los economistas sólo cuentan con el orgullo de pensar en la contaduría como técnica y no como ciencia? El mejor administrador es un contador con conocimientos en administración y economía; el mejor economista es el mejor escritor y orador, además debe saber un poco de política, un poco de filosofía, un poco de literatura, si es es hijo de un politico se le puede augurar un futuro muy prometedor.
¿Qué sentido tiene estudiar publicidad, comunicación social, sociología o antropología, diseño gráfico o ingeniería industrial? Parece que la disputa no se da sólo entre ciencia y arte sino entre todas las áreas del conocimiento, los profesionales desprecian a los técnicos, los ingenieros desprecian a los "profesionales en estudios literarios", los "profesionales en estudios literarios" sienten un poco de compasión por los comunicadores, los publicistas y los sociólogos; los "profesionales en estudios literarios" nunca se quedan sin trabajo, como ultima opción quedan los colegios de educación media, los contadores tampoco se quedan sin trabajo, muchos economista, sociólogos, antropólogos, comunicadores y publicistas sí.
La razón del desprecio entre técnicos y profesionales, entre artistas y científicos, tiene que ver más que con la superioridad de unos o de otros con la incapacidad de la mayoría de los seres humanos para aceptar que lo propio, lo que cada quien ha elegido o aquello en lo que ha terminado involucrado, tal vez sin proponérselo, no es precisamente lo mejor, es sólo lo suyo, su elección, condena o destino. La razón del desprecio tiene que ver con la incapacidad o la negación para involucrarse con otro tipo de actividades o rutinas.
El pensar no puede ser superior al hacer, todo hacer involucra procesos de pensamiento. Por más que se quiera ver como simple trabajo mecánico y desapasionado las personas que ejecutan tareas repetitivas y mecánicas tienen la posibilidad de pensar tanto o más que los pensadores que no saben lo que significa hacer, lo ideal sería combinar las tareas en apariencia más estúpidas y sin sentido como tejer, planchar o lavar a mano con actividades que exijan ejercitar los procesos de pensamiento más especializado y complejo.
Las personas que se dedican al hacer pueden llegar a ser mas reflexivas que el intelectual consumado que no se consagra al hacer porque es un ser de movimientos torpes, triste, melancólico, tímido y solitario.

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