Mi alegría es trepar por una abrupta montaña, abrirme un camino por un bosque impenetrable, a través de setos que me hacen daño, y de espinas que me desgarran. Entonces me siento algo mejor: ¡Un poco mejor! Y cuando me tiendo a veces por el camino, fatigado y sediento, y se eleva sobre mí la luna llena, o me siento en el bosque solitario sobre un árbol desmochado, para procurar algún alivio a mis pies llagados, entonces me adormezcco en la penumbra con una calma desfallecida. ¡Oh, Guillermo!, el vivir solitario es una celda, el vestir áspero pelo y llevar cilicio serían delicias por la que anhela mi alma. ¡Adiós! A esta desdicha no le veo otro fin que la tumba.
Werther
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