domingo, 19 de julio de 2015

La obscenidad sentimental

En la vida amorosa, la trama de los incidentes es de una increíble futilidad, y esta futilidad, unida a la mayor formalidad, es sin duda inconveniente. Cuando imagino seriamente suicidarme por una llamada telefónica que no llega, se produce una obscenidad tan grande como cuando, en Sade, el papa sodomiza a un pavo. Pero la obscenidad sentimental es menos extraña, y eso la hace más abyecta: nada puede superar el inconveniente de un sujeto que se hunde porque su otro adopta un aire ausente, "mientras existen todavía tantos hombres en el mundo que mueren de hambre, mientras tantos pueblos luchan duramente por su liberación, etc.".
Roland Barthes, en Fragmentos de un discurso amoroso, Bogotá, Siglo XXI, 2004, 194.

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