La potencia del arte no radica en manifestar con urgencia una opinión, sino en evitar que la capacidad generativa de su actividad se vea afectada por un empleo monolítico del lenguaje... Los artistas locales podemos ser locales sin abundar en color locar, y para el caso de Colombia podemos, si la necesidad no lo exige, no tener que decir violencia o conflicto armado. La fascinación que nos produce el patetismo de la violencia induce a que muchos artistas recurran al rojo de la sangre para hacer de sus obras un caso interesante, e incluso algunos hablan del conflicto sólo para tener algo que decir. Muchos artistas erigen un arte socialmente comprometido como un acto puritano que redime y remueve la culpa que produce la oportunidad de poder practicar un ocio creativo.
Lucas Ospina. en Seis anotaciones sobre arte y conflicto armado. Revista Número. 49. Bogotá. Junio-julio-agosto.2006. Separata VI-VII.
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