sábado, 30 de enero de 2016

Embriaguez con las palabras

Esta fue una semana mágica y a continuación voy a explicar por qué
Lunes
Podía ir o no y decidí ir, quería darme una vuelta. Salir refresca la mente. Estaba sentada frente a mi vaso, vi a María Helena y le dije ven. Cuando estuvo sentada me dijo que se dirigía precisamente en dirección a mi mesa y mi silla, me había avizorado desde la distancia. Maravilloso, dije yo. Maravilloso, dijo ella y nos dispusimos a narrar cada una con total desparpajo el 50% de su vida financiera, el 10% de su vida intelectual y el 95% de su vida sexual. Cero por ciento de la vida sentimental. ¿Por qué no hablamos de amor? No sé.
Ni ella y yo podíamos creer que siendo las grandes intelectuales que somos y habiéndonos conocido en un espacio estrictamente académico, nuestras risas estruendosas pudieron habernos hecho pasar por un par de mujeres ebrias en una vil tienda de despreciables y sucios borrachos, pero no, estábamos tomando agua aromática rodeadas de libros y de seres ávidos de sumergirse en el mundo mágico del conocimiento. Ni ella ni yo -las eminencias- sabíamos que éramos susceptibles de haber terminado enfrascadas en una conversación tan vil, pero pasó y fue muy divertido. ¿A quién queremos engañar?
La conversación con María Helena selló para siempre nuestra amistad. Supongo que eso pasa cuando dos asesinos se confiesan sus crímenes bajo el efecto del alcohol. Terminó la conversación y me fui embriagada de palabras, recordando nuestras risas y las historias que la narradora me regaló. Recuerde que le dije en un momento de la conversación que es una campeona y no me equivoco. Una campeona para vivir y para narrar lo vivido.
Me llamó el martes y su forma de saludar es “¡Hola, amiga!”. Encantador. María Helena es una persona encantadora.
Lunes en la casa
No tengo Twitter en el teléfono porque no me gusta, mi placer consiste en liberarme de los redes sociales cuando me sumerjo en el mundo real. Me conecto y aparece de nuevo la gente con la que me comunico a través de la pantalla. Hay un hombre enigmático con el que he estado por verme desde hace una semana y en el último momento algo pasa y no nos vemos. Ayer alcancé a llegar al punto de encuentro, esperé dos horas como quien espera una cita con El Creador y no llegó, no llegó porque no tenía que llegar, porque no era el día, porque seguramente nunca llegará el día.
Nos íbamos a ver el martes y no nos vimos, pero desde el lunes a las diez de la noche no me lo saco de la mente y cada cosa que hago está atravesada por la imagen de una persona que no he visto. Ese tipo de experiencias me seducen, no lo voy negar.
No lo he visto a él, me he visto a mí misma a través de sus dibujos y creo que ha logrado atrapar la esencia de mi ser guiado por mi forma de escribir, por las fotografías que voy publicando en internet y desde el jueves por mi voz. Varios hombres han tratado de dibujarme y es la primera vez que me siento completamente satisfecha con el resultado porque él sabe capturar mi alma, la esencia más profunda de mi ser. No soy una persona, soy un ser. Él lo sabe y yo también lo sé.
El también es un ser, un ser como yo. Es maravilloso. Es extraño que dos seres se encuentren aunque no se hayan visto y tal vez nunca se van a ver. Soy  hábil con las palabras y  él es hábil con el lápiz. Así nos comunicamos.
Desde hace dos noches me llama, hablamos diez minutos. Yo quisiera que habláramos horas así
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pero a través de una línea fija porque amo esos teléfonos. Él sólo tiene línea móvil. Nada que hacer. No puedo satisfacer mi fetiche: hablar con un hombre encantador durante horas, muerta de la risa, a través de la línea de un teléfono fijo.
Ayer dibujó mi voz y yo me pierdo en la mirada. El dibujo me mira y siento que soy yo, mi mirada se filtra a través de la pantalla. Es asombroso.
***
El hombre mágico hizo de esta semana una de las semanas más poéticas de la historia de mi vida. Desde esa noche del lunes mis sueños son como los de esta mujer sumergida. El dibujo, claro, es obra del hombre misterioso. No me autorizó para compartir sus dibujos aquí, si le molesto los borro y ya. No soporta los elogios. Es humilde y talentoso como pocos.
Me ve así: sumergida.
Me ve así cuando me lee y cuando habla conmigo:
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Martes
miércoles
No he vuelto a leer libros, sólo hablo durante todo el día con el ser mágico. Quiero verlo pero no lo veo y él dibuja todo el tiempo. También cocina y hace muebles, pinta, peina y maquilla. Sabe hacer muchas cosas con su cerebro a través de sus manos. Anoche se lo dije por teléfono. Soñar con una silla para leer hecha por él es más fantástico que soñar con ganarme el baloto porque la plata no me gusta, lo que me gusta es conocer gente como él.
Jueves
Me encontré con Juan, tomamos café, almorzamos, tomamos más café y hablamos de literatura, de cine, de él, de mí, de escritura, de autoficción, de textos como este, de si somos personas o personajes o autores cuando escribimos en un blog o en Twitter.
Después nuestra conversación dio un pequeño giro y hablamos durante más de dos horas de adicciones, de sus adicciones y de las mías, de nuestras mutuas pasiones. Le conté la historia de mi vida, la historia del alcohol en mi familia, de cómo teniendo claro que tengo el gen del borracho lo he sabido administrar con cariño, porque lo he combinado con libros, con lectura y escritura. He bebido desde la infancia pero siempre con moderación, como beben las personas inteligentes y sensibles. No sabemos si a las pasiones se les puede llamar adicciones, si leer, escribir, soñar, amar el café y el chocolate es consumir drogas recreativas. Nos preguntamos si ir a comprar libros no es como ir a comprar droga y si coleccionarlos y mirarlos no es una especie de vicio.
Hablando de adicciones y de adictos me tomé dos tintos que valen por cuatro -porque estaban muy cargados- nos despedimos y cuando volví a estar de nuevo sola empecé a saborear el placer que deja conversar con una persona inteligente, noble, sincera y sencilla sobre adicciones. Recordé que también hablamos de que las palabras son una especie de droga, de que nos embriagamos cuando hablamos. Eso es lo que he hecho esta semana, me he embriagado con palabras y con las imágenes que surgen de las palabras.
Jueves en la casa
Conversación y dibujos toda la tarde con el hombre misterioso. A las diez de la noche una llamada de diez minutos. El espera dibujar mi voz y yo espero que nos veamos el viernes. No puedo dormir porque estoy muy emocionada, me siento enamorada. Ya se lo he dicho varias veces.
Viernes
El plan era vernos en la biblioteca Luis Angel Arango (mi otro fetiche). Yo le dije: “Te espero hasta las dos, mientras te espero entrego los libros que tengo y voy leyendo los que pido en préstamo, no te preocupes, si no alcanzas a llegar no hay problema, de todas maneras tengo que ir a la biblioteca…”.
Entregué los libros, pedí otros tres y empecé a leer mientras lo esperaba. Mientras eso pasaba ocurrió algo mágico: encontré mi nombre en el libro que estaba leyendo. Mi nombre aparece en un texto y, al final, en la bibliografía general. Es un libro sobre autoficción. Un crítico francés llegó a mi blog, lo leyó, le gustaron mis ideas y decidió tomarlas para presentarlas en una ponencia. La ponencia fue publicada en un libro en francés y luego fue traducido al español para publicarlo en otro libro. Debe ser una gran ponencia, lo sospecho.
Yo estoy leyendo ese libro.  El texto en español volvió a aparecer en español. Me imagino que no es el mismo texto porque ha sido traducido del francés. En fin…
No alcanzó a llegar pero me dice que mientras desea verme me dibuja, me dice que me ha enviado la foto con la imagen de mi voz vía Twitter. Tengo que esperar hasta que llegue a la casa para ver la imagen. Llego y me encuentro con la imagen. Ahora no me llama simergida, mágica, maravillosa, genial… me llama guerrera, dice que mi voz es de guerrera y me dibuja, pero en el dibujo yo me pierdo en la mirada, nunca había visto tan bien mis ojos en un espejo ni en una fotografía, él ha dibujado mi mirada, siente que esa es mi mirada y me gustaría que me mirara algún día cara a cara para que entienda por qué lo admiro tanto, es porque sabe capturar la esencia del ser.
Les presento mi mirada y un dibujo que hizo el jueves mientras hablábamos.
Es digno de todo mi amor este hombre encantador.
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