lunes, 6 de marzo de 2017

Voluntad de acero

Este año me he trazado varias metas difíciles de lograr porque tienen que ver con placeres disfrutados durante hace ya bastante tiempo y lo más sorprendente de todo es que lo hago sin esfuerzo, sin trabajo, sin sacrificio, no me cuesta, me siento como una buena monja enclaustrada posando de sacrificada.
Si es tan sencillo convertirse en monja entonces nos tenían engañados y lo más probable es que tampoco sea cierto que Dios exista y esté presente en nuestros actos y algunas veces interfiera en nuestros pensamientos.
Conclusión: somos libres para portarnos mal.
No es ninguna penitencia  hacer el balance de mis grandes logros porque no me cuesta trabajo y la pregunta que suelo hacerme mientras vivo mi vida sin sacrificio es si soy yo, mi naturaleza o mis maestros a través de mí o yo a través de la historia de la especie y la galaxia. ¿Nací aprendida, me eduqué o me dejé educar? ¿Soy dócil, me aplaqué o ascendí en mi carrera espiritual?

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