Vivir es carecer de brújula y de reloj. Es no saber dónde está uno, qué significa lo que hay al lado, ignorar lo que viene después, desconocer el rumbo que debe uno tomar ante las disyuntivas que se abren. Por eso la filosofía apenas debía ofrecer, como lo nombró Maimónides, una "guían para perplejos". Más aún, antes que un consejo, lo que ofrece la inteligencia es un sitio para mirar. Este sitio no puede ser otro que el asombro. Hay que pensar, dice el filósofo español Javier Muguerza, precisamente desde ahí: "desde la perplejidad". ¿No debemos perdirle eso a quienes se ofrecen como anteojos del mundo?
Jesús Silva Herzog Márquez, en Defensa de la perplejidad. Revista El malpensante. Bogotá. Número 78. Mayo 1 - junio 15 de 2007. Página 89.
No hay comentarios:
Publicar un comentario