martes, 31 de mayo de 2016

El arte de no saber vivir

Me recuerdo como quien corriera un tramo por un sendero perdido, y luego volviera hacia atrás, sin hallar el dato definitivo que probara que aquél era un buen camino. Pendulaba a la deriva hasta el momento crucial en que le llegaba la decisión al alma, y entonces avanzaba a ella cualesquiera fueran las consecuencias.
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