sábado, 30 de enero de 2016

Embriaguez con las palabras

Esta fue una semana mágica y a continuación voy a explicar por qué
Lunes
Podía ir o no y decidí ir, quería darme una vuelta. Salir refresca la mente. Estaba sentada frente a mi vaso, vi a María Helena y le dije ven. Cuando estuvo sentada me dijo que se dirigía precisamente en dirección a mi mesa y mi silla, me había avizorado desde la distancia. Maravilloso, dije yo. Maravilloso, dijo ella y nos dispusimos a narrar cada una con total desparpajo el 50% de su vida financiera, el 10% de su vida intelectual y el 95% de su vida sexual. Cero por ciento de la vida sentimental. ¿Por qué no hablamos de amor? No sé.
Ni ella y yo podíamos creer que siendo las grandes intelectuales que somos y habiéndonos conocido en un espacio estrictamente académico, nuestras risas estruendosas pudieron habernos hecho pasar por un par de mujeres ebrias en una vil tienda de despreciables y sucios borrachos, pero no, estábamos tomando agua aromática rodeadas de libros y de seres ávidos de sumergirse en el mundo mágico del conocimiento. Ni ella ni yo -las eminencias- sabíamos que éramos susceptibles de haber terminado enfrascadas en una conversación tan vil, pero pasó y fue muy divertido. ¿A quién queremos engañar?
La conversación con María Helena selló para siempre nuestra amistad. Supongo que eso pasa cuando dos asesinos se confiesan sus crímenes bajo el efecto del alcohol. Terminó la conversación y me fui embriagada de palabras, recordando nuestras risas y las historias que la narradora me regaló. Recuerde que le dije en un momento de la conversación que es una campeona y no me equivoco. Una campeona para vivir y para narrar lo vivido.
Me llamó el martes y su forma de saludar es “¡Hola, amiga!”. Encantador. María Helena es una persona encantadora.
Lunes en la casa
No tengo Twitter en el teléfono porque no me gusta, mi placer consiste en liberarme de los redes sociales cuando me sumerjo en el mundo real. Me conecto y aparece de nuevo la gente con la que me comunico a través de la pantalla. Hay un hombre enigmático con el que he estado por verme desde hace una semana y en el último momento algo pasa y no nos vemos. Ayer alcancé a llegar al punto de encuentro, esperé dos horas como quien espera una cita con El Creador y no llegó, no llegó porque no tenía que llegar, porque no era el día, porque seguramente nunca llegará el día.
Nos íbamos a ver el martes y no nos vimos, pero desde el lunes a las diez de la noche no me lo saco de la mente y cada cosa que hago está atravesada por la imagen de una persona que no he visto. Ese tipo de experiencias me seducen, no lo voy negar.
No lo he visto a él, me he visto a mí misma a través de sus dibujos y creo que ha logrado atrapar la esencia de mi ser guiado por mi forma de escribir, por las fotografías que voy publicando en internet y desde el jueves por mi voz. Varios hombres han tratado de dibujarme y es la primera vez que me siento completamente satisfecha con el resultado porque él sabe capturar mi alma, la esencia más profunda de mi ser. No soy una persona, soy un ser. Él lo sabe y yo también lo sé.
El también es un ser, un ser como yo. Es maravilloso. Es extraño que dos seres se encuentren aunque no se hayan visto y tal vez nunca se van a ver. Soy  hábil con las palabras y  él es hábil con el lápiz. Así nos comunicamos.
Desde hace dos noches me llama, hablamos diez minutos. Yo quisiera que habláramos horas así
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pero a través de una línea fija porque amo esos teléfonos. Él sólo tiene línea móvil. Nada que hacer. No puedo satisfacer mi fetiche: hablar con un hombre encantador durante horas, muerta de la risa, a través de la línea de un teléfono fijo.
Ayer dibujó mi voz y yo me pierdo en la mirada. El dibujo me mira y siento que soy yo, mi mirada se filtra a través de la pantalla. Es asombroso.
***
El hombre mágico hizo de esta semana una de las semanas más poéticas de la historia de mi vida. Desde esa noche del lunes mis sueños son como los de esta mujer sumergida. El dibujo, claro, es obra del hombre misterioso. No me autorizó para compartir sus dibujos aquí, si le molesto los borro y ya. No soporta los elogios. Es humilde y talentoso como pocos.
Me ve así: sumergida.
Me ve así cuando me lee y cuando habla conmigo:
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Martes
miércoles
No he vuelto a leer libros, sólo hablo durante todo el día con el ser mágico. Quiero verlo pero no lo veo y él dibuja todo el tiempo. También cocina y hace muebles, pinta, peina y maquilla. Sabe hacer muchas cosas con su cerebro a través de sus manos. Anoche se lo dije por teléfono. Soñar con una silla para leer hecha por él es más fantástico que soñar con ganarme el baloto porque la plata no me gusta, lo que me gusta es conocer gente como él.
Jueves
Me encontré con Juan, tomamos café, almorzamos, tomamos más café y hablamos de literatura, de cine, de él, de mí, de escritura, de autoficción, de textos como este, de si somos personas o personajes o autores cuando escribimos en un blog o en Twitter.
Después nuestra conversación dio un pequeño giro y hablamos durante más de dos horas de adicciones, de sus adicciones y de las mías, de nuestras mutuas pasiones. Le conté la historia de mi vida, la historia del alcohol en mi familia, de cómo teniendo claro que tengo el gen del borracho lo he sabido administrar con cariño, porque lo he combinado con libros, con lectura y escritura. He bebido desde la infancia pero siempre con moderación, como beben las personas inteligentes y sensibles. No sabemos si a las pasiones se les puede llamar adicciones, si leer, escribir, soñar, amar el café y el chocolate es consumir drogas recreativas. Nos preguntamos si ir a comprar libros no es como ir a comprar droga y si coleccionarlos y mirarlos no es una especie de vicio.
Hablando de adicciones y de adictos me tomé dos tintos que valen por cuatro -porque estaban muy cargados- nos despedimos y cuando volví a estar de nuevo sola empecé a saborear el placer que deja conversar con una persona inteligente, noble, sincera y sencilla sobre adicciones. Recordé que también hablamos de que las palabras son una especie de droga, de que nos embriagamos cuando hablamos. Eso es lo que he hecho esta semana, me he embriagado con palabras y con las imágenes que surgen de las palabras.
Jueves en la casa
Conversación y dibujos toda la tarde con el hombre misterioso. A las diez de la noche una llamada de diez minutos. El espera dibujar mi voz y yo espero que nos veamos el viernes. No puedo dormir porque estoy muy emocionada, me siento enamorada. Ya se lo he dicho varias veces.
Viernes
El plan era vernos en la biblioteca Luis Angel Arango (mi otro fetiche). Yo le dije: “Te espero hasta las dos, mientras te espero entrego los libros que tengo y voy leyendo los que pido en préstamo, no te preocupes, si no alcanzas a llegar no hay problema, de todas maneras tengo que ir a la biblioteca…”.
Entregué los libros, pedí otros tres y empecé a leer mientras lo esperaba. Mientras eso pasaba ocurrió algo mágico: encontré mi nombre en el libro que estaba leyendo. Mi nombre aparece en un texto y, al final, en la bibliografía general. Es un libro sobre autoficción. Un crítico francés llegó a mi blog, lo leyó, le gustaron mis ideas y decidió tomarlas para presentarlas en una ponencia. La ponencia fue publicada en un libro en francés y luego fue traducido al español para publicarlo en otro libro. Debe ser una gran ponencia, lo sospecho.
Yo estoy leyendo ese libro.  El texto en español volvió a aparecer en español. Me imagino que no es el mismo texto porque ha sido traducido del francés. En fin…
No alcanzó a llegar pero me dice que mientras desea verme me dibuja, me dice que me ha enviado la foto con la imagen de mi voz vía Twitter. Tengo que esperar hasta que llegue a la casa para ver la imagen. Llego y me encuentro con la imagen. Ahora no me llama simergida, mágica, maravillosa, genial… me llama guerrera, dice que mi voz es de guerrera y me dibuja, pero en el dibujo yo me pierdo en la mirada, nunca había visto tan bien mis ojos en un espejo ni en una fotografía, él ha dibujado mi mirada, siente que esa es mi mirada y me gustaría que me mirara algún día cara a cara para que entienda por qué lo admiro tanto, es porque sabe capturar la esencia del ser.
Les presento mi mirada y un dibujo que hizo el jueves mientras hablábamos.
Es digno de todo mi amor este hombre encantador.
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La bloguera más influyente de Colombia

Esta semana me llamaron para pedirme que aceptara una entrevista para un prestigioso medio de comunicación colombiano dizque porque soy la bloguera más influyente de este pobre país que ya no está en la vía del desarrollo. Nos quedamos atorados en la ignorancia, la violencia y la barbarie.
Le hice la misma pregunta de siempre al periodista:
¿Y qué me van a preguntar?
No supo responder.
Le dije de manera respetuosa que yo esperaba que todos los medios tuvieran muy claro que desde hace veinte años estoy diciendo que no acepto entrevistas y que hablo muy en serio.

domingo, 17 de enero de 2016

El secreto revelado de Adolfo Zableh

Hoy quiero analizar la columna de Adolfo Zableh titulada “De eso no se habla” a la luz de lo planteado por Paula Sibilia en La intimidad como espectáculo(2008). La columna fue publicada en El Tiempo y en Twitter causó y sigue causando revuelo; sospecho que las frases cargadas de afecto de parte de los comprensivos lectores para la víctima de abuso sexual en la infancia son mucho más efusivas en Facebook porque en Facebook las personas suelen ser  más emocionales que en las demás redes sociales.
Una de las frases al comienzo del texto dice: “A cualquiera lo matan por meterse con quien no debe”, se refiere a los periodistas asesinados en Colombia. Yo no soy periodista, pero por tratar temas sensibles como este me han cerrado la cuenta tres veces en Twitter, me han amenazado cinco veces de muerte y una con ácido. Espero que el análisis de la columna que ha despertado tantas emociones en los cibernautas colombianos no se vaya a constituir en una nueva amenaza de muerte o en la suspensión de mi nueva cuenta de Twitter. Los invito a leer de manera objetiva y desapasionada. Recuerden que no estar de acuerdo con la mayoría no debe convertir al disidente en enemigo o en objetivo militar.
Paula Sibilia nos presenta en su libro el triste panorama que estamos viviendo desde hace ya bastante tiempo en lo relacionado con el yo narrador y la creación del autor. Las obras que se producen, quién las produce, con qué propósito, quién las ve, cómo se exhiben, quién gana con la exhibición, etc.
El libro está dividido en nueve partes:
El show del yo.
Yo narrador y la vida como relato.
Yo privado y el declive del hombre público.
Yo visible y el eclipse de la interioridad.
Yo actual y la subjetividad instantánea.
Yo autor y el culto de la personalidad.
Yo real y la crisis de la ficción.
Yo personaje y el pánico de la soledad.
Yo espectador y la gestión de sí como una marca.
Es un libro erudito que nos recuerda los textos más representativos de Walter Benjamin, Virginia Woolf, Marcel Proust, Friedrich Nietzsche y Guy Debord, entre muchos otros, en temas relacionados con procesos de escritura, la figura del autor, la materia para la narración, el arte de futuro, el comercio del arte, la preeminencia del arte sobre el artista y el propósito buscado por el autor en el momento de aventurarse en el ejercicio de la escritura o de cualquier otro tipo de creación.
 La sociedad del espectáculo, “La obra de arte en la época de la reproductibilidad técnica” y Ecce Homo se constituyen en los textos fundamentales a partir de los cuales se articulan las ideas centrales, que no son nada alentadoras y que en un lector culto y atento pueden llevarlo a replantear el papel que juegan sus textos en la red, en un blog por ejemplo, en un espacio tan banal como el soporte que uso para redactar y publicar esta  crítica, precisamente.
La autora considera que los blogs y YouTube son los grandes soportes para crear historias y que casi todas las historias que se presentan en esos espacios son historias banales narradas por gente común que busca ser vista y leída y que para conseguirlo se valen de estrategias que en muchas ocasiones atentan contra su dignidad como seres humanos. A ellos no les importa, lo que de verdad importa es que los vean y los lean.
Los textos que circulan en la red son en su mayoría textos de gente común, personas que quieren ser visibilizadas, reconocidas y remuneradas, lo que esas personas no saben es que las usan. Hay una parte del libro relacionada con el trabajo de marketing que hay detrás de las grandes pequeñas figuras de la web, la gente que se siente triunfadora porque le sirve a una marca.
Hay un gran despliegue a lo largo del libro sobre la forma en que se ha perdido la obra para destacar la figura del autor, ya no importa qué se escribe sino quién lo escribe y qué se sabe de esa persona, especialmente de su vida privada, de su intimidad más escabrosa, preferiblemente relacionada con sus experiencias  sexuales, sus intentos de suicidio, sus desórdenes alimenticios, su deseo infinito de morir o de matar. Los lectores y espectadores no esperan historias bien narradas sino hechos reales de gente común, gozan viendo cómo se va narrando una vida, no importa de quién sea, y quieren conocer muchas vidas, no sólo una, y por eso Twitter es el espacio perfecto para saciar nuestro morbo porque cada día tenemos una vida real para despedazar o alguien a quien felicitar porque tuvo el valor de compartir con nosotros el origen de todos sus males.
Emociona ver la disputa entre la esposa, la amante y el marido infiel en plena calle gracias a una persona generosa que grabó la escena y la publicó en YouTube para nosotros, entristece la tristeza de Faryd Mondragón, buscamos desesperados la teta de una tuitera que dicen que mostró las tetas, la convertimos en TT y finalmente descubrimos que no mostró las tetas sino que eran apenas una inocentes fotografías en brasier. Y ocurre más o menos lo mismo todos los días: hoy sabemos que Adolfo Zableh fue víctima de abuso sexual en la infancia, mañana aparecerá una nueva víctima, un nuevo verdugo, un nuevo suicidio o tal vez otro guerrillero criticando duramente el capitalismo mientras lleva puesta una sudadera Adidas.
El espectáculo que brinda la telenovela o el reality Show ya no nos sacia, queremos miserias y alegrías de gente real y si esa gente es de la farándula nos emocionamos todavía más. Así está el mundo que nos correspondió vivir. El día menos pensado cualquiera de nosotros puede ser el protagonista.
Una vida narrada da paso a otra vida y no hay cuándo parar porque todos los días en los blogs y en YouTube podemos presenciar historias nuevas y eso es lo que busca quien exhibe su vida y quien la contempla: exhibirse como se exhibe otra gente en los programas de televisión, pero ahora no son actores sino gente real, historias reales, y eso nos excita más, nos hace sentir más “humanos”. No importa que la imagen personal se deteriore, lo que de verdad importa es capturar lectores y espectadores y sentirse famoso.
La autora no habla mucho de Facebook ni de Twitter y es una verdadera lástima porque es un hecho que son esos espacios los que tienen capturados y perdidos a más seres humanos que se toman por famosos y dan cuenta de su vida privada sin respetar límites. En el libro sólo se menciona a un autor colombiano: Efraím Medina y su desnudo frontal en Técnicas de masturbación entre Batman y Robin, pero es evidente que algunos autores colombianos han llegado mucho más lejos y han caído mucho más bajo. Lo que Carolina Sanín hace en YouTube, por ejemplo, es mucho más lastimero que cualquier desnudo frontal de un hombre en la carátula de un libro, más cuando se trata de una persona que, se supone, sabe  de escritura, lectura, literatura, interpretación, manejo de la imagen…
Vamos ahora con la columna de Adolfo Zableh.
El periodista vio una película y esa película lo llevó a pensar en abuso sexual, en la forma como ese hecho le arruina la vida a mucha gente, en el origen de su tartamudeo y sin decirlo nos da a entender que su forma de insultar a la gente desde su cuenta de Twitter tiene mucho que ver con esa experiencia traumática en la infancia. La violencia en Colombia y en el mundo tiene que ver con el hecho de que ocho de cada diez niños han sido víctimas de algún tipo de abuso y por eso el mundo está hecho una mierda. Ese es más o menos el resumen de su columna de opinión. Lo que el autor del texto dice es algo que todos sabemos desde hace mucho tiempo y las alarmas están encendidas. Una de las grandes promotoras fue Gilma Jiménez Gómez, gracias a sus campañas ahora los adultos no abusadores debemos tener mucho cuidado, no debemos ser muy cariñosos con los niños porque ellos viven con la sensación permanente de que pueden ser abusados y que el abusador casi siempre es un adulto de su círculo.
A cualquiera lo matan por meterse con quien no debe, escribe Adolfo Azableh, y luego se confiesa con nosotros:
“No es fácil decirlo, pero de mí abusaron cuando tenía 5 años y eso ha marcado mi vida. De entrada, es el origen de mi tartamudeo, y el tartamudeo no es otra cosa que miedo. A la gente, a la vida, a mí mismo. Queda roto quien es víctima de abuso. Desde pesadillas y depresión hasta consumo de drogas y deseos de suicidarse, pasando por un menú que incluye adicción o rechazo al sexo, desórdenes alimentarios, ansiedad e incapacidad de relacionarse. A mí no me ha ido tan mal, me tocó tartamudear y otro par de cositas. Eso, y la eterna angustia que no se va. El hueco en el estómago, la sensación de que algo está mal y no saber qué es. Con ese agujero, con el que dan ganas de llorar y salir corriendo, vive la mitad del mundo y lo ignora.
Hay mucha gente rota jugando a estar bien, quizá por eso el mundo está hecho mierda.
pero en todos los casos es más importante posar para la foto que reconocer el problema. Cuando las cosas se venden como excesivamente pulcras y correctas, es porque algo anda mal.
El tartamudeo me resultó cómodo durante mucho tiempo. Y aunque me han atacado por no poder hablar de corrido, me gusta saber que no tienen mucho más de dónde agarrarse. Mientras los animales, las mujeres, los niños y las minorías étnicas tienen sus defensores, a nosotros (James Rodríguez y Juan Manuel Santos incluidos) nadie nos cobija. Aprovechen, antes de que agredirnos dé cárcel. Gaguear me sirvió para que por mí sintieran lástima y compasión, y así evadir responsabilidades, incluso para que mi madre dejara de pegarme, pero la verdad es que estoy cansado, ya no me sirve. Si en algún momento fue útil, ahora me frena. El niño tartamudeaba, yo seré un hombre el día que lo supere. Cada palabra que digo, cada cosa que hago, cada tuit, cada columna es un grito de auxilio, una nueva oportunidad de liberarme. Esta no es la excepción”
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El deseo de comunicar

Feliz aquel que para saber si logrará el éxito sólo tiene en cuenta su propio trabajo, y nunca la época ni la opinión pública; feliz aquel que escribe por el deseo de comunicar ciertos pensamientos y no por la necesidad de vender, aquel que escribe siempre para el amigo desconocido.
Emerson
Esta mañana mientras caminaba recordé esta frase larga de e Emerson y recordé también mi infancia. Cuando era niña hacía reír a los adultos porque hablaba como una señora muy seria y daba discursos sobre el amor, el matrimonio, los hijos, la salud, el conocimiento… Lo que causaba risa era que fuera tan seria y hablara con tanta propiedad sobre esos temas tan universales sin haber vivido y sin haber leído ningún libro. Lo más asombroso de todo es que crecí y seguí pensando lo mismo que cuando tenía ocho años y a lo largo de la vida he ido encontrando esas ideas mías en los libros que más aprecio. Por esa misma razón he pensado muchas veces que no venimos de la nada sino de otra vida y que probablemente esta vida es el tránsito hacia una vida mejor. No aspiro a la paz eterna ni al encuentro con el Padre sino a volver a vivir para volver a compartir lo que pienso con otras personas. Compartir por  el simple placer de compartir, sin pensar en la fama, el prestigio, el poder o el dinero.
Soy profesora porque me gusta compartir, cuando me encuentro con la gente casi siempre termino hablando de lo que pienso, de lo que siento o de algún libro que leí, escribo en internet porque aquí es donde más puedo encontrar lo que Emerson llama el amigo desconocido y cuando alguna persona me dice que se quedó pensando en lo que escribí aquí o que leyó alguno de los libros que recomendé en Twitter hay algo en mí que se siente muy bien, que siente que está cumpliendo su misión en la Tierra.
Ahora que está tan de moda David Bowie veo este video, repaso algunas líneas de la composición y sospecho que ese hombre extraño también gozaba con el placer de compartir. Era un poco como Emerson y como yo, un motivador  innato convencido de que los humanos pueden  entender lo grandes que pueden llegar a ser si ven un poco más allá de la pantalla del televisor, el reality o el partido de fútbol.

viernes, 15 de enero de 2016

El placer de la censura en Twitter

Hoy hay un TT en Twitter #TwitterEraChevereCuando y como era de esperarse, hay tuiteros que extrañan la censura. A continuación tres pantallazos de una conversación con una tuitera que extraña que me hagan montajes y me hackeen la cuenta. Ella se refiere a la hackeada de 2010, organizada por la hoy estrella de Twitter @nikoarrieta.  Niko era el líder de una “organización” llamada #TrollArmy y el principal objetivo siempre fui yo. Algunos de los integrantes de tan memorable grupo ahora son cristianos o activistas, se regeneraron. Otros, dos o tres, todavía siguen lanzando veneno.
Hackearon la cuenta y luego crearon un blog explicando por qué me habían censura no ellos, sino Twitter, igual que con la suspensión de  el año pasado.
En las dos ocasiones lo hicieron todo de tal forma que la víctima parezca el victimario. Todo lo dicho en el blog que crearon para justificar la hackeada es mentira, claro.
¿Por qué tanto odio? Sólo ellos lo saben.
Cuando el líder se volvió famoso por su irreverencia se desarticuló el grupo. Hay uno o dos miembros que todavía insultan y amenazan pero sin Niko como jefe ellos parecen no valer nada.
¿La censura se aplica así en todos los países del mundo o sólo en Colombia?
¿Así pretendemos lograr la tan anhelada Paz?

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Contra la subversión

Al incorporar esta teoría de la apropiación, la contracultura se convierte en una “ideología total”, en un sistema de pensamiento completamente cerrado, inmune a la falsificación, en el que cada supuesta excepción tan sólo confirma la regla. Los rebeldes contraculturales llevan muchas generaciones fabricando música “subversiva”, pintura “subversiva”, literatura “subversiva” y ropa “subversiva” por no hablar de las universidades abarrotadas de profesores que propagan ideas “subversivas” a sus alumnos. Curiosamente, el sistema parece aguantar bien tantísima subversión. Pero ¿cabe pensar que no sea tan opresor como lo pintan? “Ni mucho menos”, contesta la rebelde contracultura. “Ésta es la constatación de que el sistema es incluso más opresor de lo que creíamos. ¡No hay más que ver lo bien que asimila tanta subversión!”.
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Esas necesidades profundas no existen

En cualquier caso, parece claro que a los trabajadores no les interesaba demasiado liberar su imaginación. En vez de abarrotar las galerías de arte y recitales de poesía, han seguido teniendo una afición malsana por los deportes, la televisión y las bebidas alcohólicas. Naturalmente, eso alimenta la molesta sospecha de que al gran público le pueda gustar el capitalismo, que pueden realmente querer tener productos de consumo. Parece sugerir que la incapacidad del capitalismo para satisfacer las “necesidades profundas” de la gente quizá no sea tan grave, sencillamente porque esas necesidades profundas no existen. En otras palabras, los académicos parecen haber confundido los intereses de su propia clase con los intereses generales de la población, dando por hecho que “lo bueno para mí” es “lo bueno para la sociedad”.
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Una locura de juventud tardía

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Es capitalismo de ficción

La guerra santa
La responsabilidad moral de las empresas
El comercio justo
El marketing con causa
La transparencia de la política
La estética de los injertos
La orgía futbolística
Los reality show
La videovigilancia universal
La cultura del shopping
La ciudad como parque temático
La copia global
La democracia a granel
La clonación
La customización
Los virus misteriosos
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La importancia teatral de las personas

El capitalismo de producción  definiría el periodo, desde finales del siglo XVIII hasta la Segunda Guerra Mundial, en cuyo transcurso lo principal eran las mercancías. A continuación, el capitalismo de consumo, desde la Segunda Guerra Mundial hasta la caída del Muro de Berlín, destacaría la trascendencia de los signos, la significación de los artículos envueltos en el habla de la publicidad. Finalmente, el capitalismo de ficción, surgido a comienzos  de los años noventa del siglo XX, vendría a cargar el énfasis en la importancia teatral de las personas.
Los dos primeros capitalismos se ocuparon ante todo de los bienes, del bienestar material; el tercero se encargaría de las sensaciones, del bienestar psíquico. La oferta de los dos anteriores era abastecer la realidad de artículos y servicios mientras la del tercero es articular y servir la misma realidad; producir una nueva realidad como máxima entrega. Es decir, una segunda realidad o realidad de ficción con la apariencia de una auténtica naturaleza mejorada, purificada, puerilizada. Esta segunda realidad gestada como un doble es la última prestación del sistema, tan definitiva que el mismo capitalismo desaparece como organización social y económica concreta para transformarse en civilización y se esfuma como artefacto de explotación para convertirse en mundo a secas. ¿El mejor de los mundos? Todo cuanto pueda ser mejor se encuentra incluido en sus potencialidades globalizadas, absorbentes, porque incluso la aventura extrema, la cara de la Revolución o el terrorismo, son asumidos como estímulos de su espectáculo.
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El amor elegante

«¡El amor! Pero, ¿qué es por tanto el amor? ha sido poetizado para uso de los necios. Una vulgar necesidad periódica, una chillona ley de la naturaleza, de la naturaleza eterna que reproduce y se multiplica, una inclinación brutal, un carnal cruce de sexo, un espasmo ¡Nada más! Pasión, ternura, sentimiento, todo se limita a eso.»
Petrus Borel
Los enamorados, después de haber superado los límites de amor y placer soñados, y si además de esto ya se han casado, tienen varios hijos y cuentas por pagar, podrían sentirse identificados con los planteamientos de Borel cuando han despertado de su modorra, de un desbordante amor carnal.
El comentario de las editoras del texto en el que se cita a Borel es el siguiente:
El desprecio de Borel por el amor es el que siente frente al acto procreador como reproductor de conductas animales, repetitivas, mediocres y tristes. Existe, por tanto un aburrimiento del amor carnal, una tristeza de la carne, de la limitación de la práctica amorosa, que lleva a la muerte del deseo. Y cuando el otro no es más que instrumento de placer, es entonces causa de tedio… Sólo el amor del Amor podría escapar al aburrimiento. Se trata del deseo de amar, siempre fugaz, que se desvanece cuando se hace realidad. Porque el otro, cuando por fin cree haber encontrado al ser amado, nunca estará a la altura del amor ideal. (de Diego. 1998: 23-24).
A través de su queja Borel parece anhelar la realización de algunos valores del amor «elegante» promulgado por la tribu preislámica Banú Udra (hijos de la virginidad), celebrada por Al-Wassa en El libro del brocado, asimilada por los poetas provenzales y algunos románticos. El amor, desde esta perspectiva, no debería ser un «carnal cruce de sexo» sino perpetuación del deseo, de gozo en el sufrimiento, en la sensación de que el objeto amoroso está próximo y lejano, es caprichoso y majestuoso, humano pero con un halo de divinidad; se trata, en últimas, de un sentimiento que alberga contemplación y deseo y por encima de todo idealización del amor, concebido como la experiencia que le concede mayor vitalidad al ser humano:
El amor es uno de los preceptos fijos de los hombres discretos … es el comportamiento más hermoso de los hombres corteses y nobles… Un hombre cortés no puede estar libre de pasión ni desnudo de languidez, porque la pasión tal como la han descrito los sabios y como lo dicen los filósofos, es la primera puerta a través de la cual se abren las mentes y se ensancha el espíritu, y tiene una intensidad en el corazón por la que vive el alma. (Al-Wassa. 1990: 76).
El amor es una de las pocas experiencias capaces de transformar el comportamiento de manera radical:
Da valor al cobarde, hace generoso al avariento y elocuente al mudo, da fuerzas de decisión al indeciso… El poderoso se humilla ante la pasión y el orgulloso se somete; por el amor aparecen los secretos ocultos y se dejan llevar los reticentes, pues es un príncipe obediente y un jefe al que se sigue (Al-Wassa. 1990: 75).
Gracias al amor el enamorado ve más claro en sí mismo, la oscuridad desaparece de los actos y los pensamientos. El amor se convierte en luz, transforma y conduce a quien vive la experiencia hacia el análisis de refinados procesos introspectivos:
Usted cambió esta mañana mi mundo. Me sentía melancólico, aterrorizado del futuro. Y cuando usted apareció quedé deslumbrado… la sangre se me oxigenó, los músculos se me fortalecieron, el pensamiento se me aclaró, y me creció el valor. El amor me dice las mentiras más absurdas: me dice que usted es la mujer más hermosa del mundo. Mi loco corazón me dice que llore como un chiquillo. Su voz me está desgarrando el corazón en jirones. Se ha introducido usted en lo más íntimo de mi ser, me inquieta y me desazona… Es extraño, ¿no es cierto? Tenga en cuenta que soy un hombre nada sentimental. (Guide. 1989: 43).
El poeta enamorado no tardará en decir:
Por ti conozco quién soy. Me levantaste de tierra y me elevaste hasta el cielo; y diste un dulce sonido a mi lenguaje (Ovidio. 1989: 199).
Ovidio considera que el mejor ejercicio para evitar la ociosidad es estar enamorado:
Yo mismo era indolente y nacido para el reposo tranquilo; el lecho y la sombra habían ablandado mi carácter, pero la preocupación por una hermosa muchacha estimuló mi ociosidad y me ordenó ganar la soldada sirviendo en su campamento. Desde entonces me ves ágil y llevando a cabo guerras nocturnas. El que no quiera volverse perezoso, ¡que se enamore! (Ovidio. 1989: 236).
Si los enamorados no han satisfecho su amor bajo los preceptos de la «elegancia» promulgada por Al-Wassa en El libro del brocado («nadie será elegante hasta que no reúna en sí cuatro características: saber hablar, ser elocuente, casto y continente» (1990: 68), sino que la plenitud se ha logrado a través de la experiencia erótica, de la pasión carnal más intensa, es muy probable que se cuestionen sobre la veracidad de la idea de que en asuntos de arte, como de amor, de lo sublime a lo ridículo sólo hay un paso; tal vez asuman su equívoco y acepten con desilusión que, en relación con los sentimientos más intensos ?con el supuesto de que se trate de experiencias idílicas y plenas?, de cualquier manera llega un momento en que, de forma natural e irremediable «los nudos más sólidos se desatan por sí mismos, porque la cuerda se gasta. Todo se va, todo pasa, el agua corre y el corazón olvida» (Flaubert. 1989: 34).
Al final de la historia no se recuerda ni siquiera el dolor que ha producido el amor. El tiempo, la energía y el dinero que se ha invertido en estas ocupaciones parecen haber caído en saco roto, con el transcurrir de los años la experiencia amorosa más arrebatada puede relacionarse con aquello que a lo largo de la vida se concibe como tiempo muerto, los periodos en los que se le ha concedido demasiada importancia a situaciones que no lo ameritaban y de las que sólo se es consciente mucho tiempo después de ocurrida la experiencia. Si la realización de la pasión amorosa se ha consolidado a través del matrimonio, el resultado final de la proeza puede ser, como escribe Fernando Vallejo en La virgen de los sicarios cuando se refiere a los hombres casados: «Vive prisionero, encerrado, casado, con mujer gorda y propia y cinco hijos, comiendo, jodiendo y viendo televisión» (Vallejo. 1994: 134).
El enamorado puede buscar suplir su vacío, la pérdida de la ilusión, a partir de emociones más consistentes y duraderas, por ejemplo, con la lectura de los clásicos. Si por casualidad termina encontrándose con El amor, la mujeres y la muerte, de Schopenhauer, podría aceptar que a través de su pasión sólo obedecía a la voluntad de vivir en concordancia con la naturaleza, es decir, que lo que parecía tan sublime no era más que un mecanismo que motivaba a que, como lo dice el filósofo de manera descarnada, el macho montara a su hembra, eso y nada más; si durante el tiempo de las promesas hubiera visualizado a su objeto amoroso con quince o veinte años más en su haber, seguramente hubiera dudado sobre la veracidad de sus juramentos de «amor constante más allá de la muerte».

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Bibliografía
Al-Wassa. El libro del brocado (la elegancia y los elegantes). Madrid: Alfaguara. 1990.
Diego de, Rosa; Vázquez, Lydia (eds). Humores negros. Del tedio, la melancolía, el esplín y otros aburrimientos. Biblioteca Nueva: Madrid. 1998.
Flaubert, Gustave. Cartas a Louise Colet.Madrid: Siruela. 1989.
Font, Jordi. Religión, psicopatología y salud mental. Barcelona: Paidós. 1999.
Gaitán Durán, Jorge. Sade. Bogotá: Planeta. 1997.
Galmés de Fuentes, Alvaro. El amor cortés en la lírica árabe y en la lírica provenzal. Madrid: Cátedra. 1995.
Guide, André. Escuela de las mujeres. Madrid: 1989.
García Alonso, Rafael. Literatura filosófica. Madrid: Siglo XXI. 1995.
Ovidio Nasson p. Amores. Arte de amar. Sobre la cosmética del rostro femenino. Remedios contra el amor. Madrid: Gredos. 1989.
Sádaba, Javier. El amor contra la moral. Madrid: Prodhufi. 1993.
Schopenhauer, Arthur. La sabiduría de la vida – En torno a la filosofía – El amor, las mujeres y la muerte y otros temas. México: Porrúa. 1998.
Singh, Darschan. Corrientes de néctar. Vidas, poesías y enseñanzas de santos y místicos. Medellín: SK. 1998.
Valéry, Paul. El señor Teste. México: Universidad Autónoma de México. 1972.
Vallejo, Fernando. La virgen de los sicarios. Bogotá: Alfaguara. 1994.

viernes, 8 de enero de 2016

El lazo de sangre es una ficción

El lazo de sangre es una ficción. Y no sólo porque únicamente la madre es segura. Con el corte del cordón umbilical termina todo. Incluso lo hereditario se vuelve independiente. Piensa en esto siempre cuando el humor pesimista o un fracaso te lleven a buscar causas hereditarias. Búscalas en tus propios errores, en la malevolencia del destino, en la fuerza de tu oponente. De lo contrario, tendrás no sólo mala suerte sino además traumas interiores.
Walter Serner
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Cuando estés mal harás bien en intentar ocultarlo

Cuando estés mal harás bien en intentar ocultarlo. Pero si gozas de éxito, a tu alrededor surgirán odios y envidias, así que finge un malestar pulmonar o un dolor de riñones y cómprate una sepultura: todo enemistad se desvanecerá.
Walter Serner
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Contra las suegras

Cuando una mujer está enamorada de los hombres pero no de la familia, los hijos ni la convivencia feliz desarrolla especial repulsión hacia ese ser repulsivo llamado la suegra. Ese personaje macabro termina convertido en un estorbo puesto que no tiene ninguna utilidad en una relación sin fines patrimoniales ni reproductivos sino sólo lúdicos, es decir, sexuales.
Bien sabemos que la familia, los hijos y la sociedad son los pilares sobre los cuales se funda la gran mentira, ese gran invento de los humanos para saciar el miedo a la soledad y a la autonomía.  Para vivir con la sensación de que no están solos y de que no se sustentan en el vacío.
Si una mujer es amable y solícita con su suegra es porque está buscando marido o quiere conservar al actual y cree que conquistar a la arpía le servirá de muleta para darle sustento a su miedo y su inseguridad, es decir, para conservar a SU hombre.

¿Graffiti, vandalismo o street art?

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