miércoles, 20 de abril de 2016

Una encantadora bruja blanca

Escribía casi todos los días
Pero llevo diez días sin escribir
Antes se me ocurrían cuatro grandes ideas en un solo día y pensaba: lo que me hace falta es tiempo para escribir.
¿Por qué no he vuelto a escribir?
Porque paso mucho tiempo hablando de libros y de ideas locas y no tan locas con Juan Lozano y entonces estoy pensando más en leer que en escribir, en escribir sobre los libros que voy a leer.
Pasamos horas hablando de brujas blancas, de druidas y de sacerdotes negros. De hablar con el árbol y con el jaguar.
Vi La bruja, la película. Retomaré mis libros de esoterismo e intuición. Compré un libro para convertirme en una bruja blanca que practica la magia verde.
Para ser la bruja blanca con la que sueño necesito seguir viviendo sola, seguir leyendo, seguir sonriendo y darle un poco más de brillo a mi mirada. La forma de caminar seguirá siendo la misma.
No aspiro a hacer hechizos, a pronunciar oraciones ni a hacer encantamientos. No quiero someter ni doblegar. Todavía no sé qué es lo que quiero pero sé que quiero algo y ese algo está relacionado con procesos de lectura y escritura.
Bien sabemos que las escritoras también son una especie de brujas.
Una mujer que pasa la mayor parte de las horas de su vida sola y en silencio
Una mujer de risa maliciosa que tiene mucho tiempo libre para leer y que sabe escribir para hacer reír al listo y hacer llorar al tonto se puede ver como una bruja, como una  dulce bruja blanca que practica la magia verde.
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La linda y delicada Ofelia

El fragmento que voy a copiar a continuación forma parte de “La literatura universal según el profesor Artolete”, uno de los graciosos textos (para lectores cultivados) de un libro y un autor que descubrí este año gracias a la sugerencia de Gabriel Solano:

Alfredo Iriarte y sus Crónicas descomedidas.

Lo que hace Alfredo Iriarte es el mejor humor y es evidente que varios malos escritores intentan imitarlo y hacen reír sólo a los más tontos, que en Colombia son mayoría indiscutible. El gran payaso llamado Daniel Samper Ospina es el peor y más celebrado imitador de este autor tan respetable.

Con ustedes Alfredo Iriarte burlándose de Hamlet en la voz de un profesor de literatura que en un trance de locura despertó y lo comprendió todo:

La linda y delicada Ofelia, hija de un cortesano lambón y sapísimo llamado Polonio, está perdidamente enamorada del loquito, pero Hamlet, en vez de corresponderle como cualquier varón entero, lo que hace es ponerse a hablar solo o a echarle unas filosofías rarísimas cada vez que se la encuentra, para terminar al fin insultándola, sugiriéndole que se meta de puta, y haciéndola llorar de la manera más cruel. El fantasma del papá se le sigue apareciendo como para que se mueva y haga algo, pero nada que el bobo se atreve. Lo único que hace es encerrarse  con mamá Gertrudis a echarle indirectas a ver si confiesa. Es ese el momento en que Polonio que, como queda dicho, es el gran sapo de la Corte, se oculta detrás de unas cortinas y Hamlet, en un berrinche de locura, lo atraviesa de una estocada por oír conversaciones ajenas.

Etiquetas:Alfredo Iriarte, Crónicas descomedidas, Hamlet, literatura, literatura colombiana

Yo soy la transfiguración del padre

Desde 1979 (nací en 1970) me ha inquietado mi claridad de pensamiento, seriedad, buen juicio, racionalización de todo lo que hago, amor a la lectura y a la escritura, obsesión con el orden, autocuidado llevado al límite (nunca me he enfermado ni he ido al médico), el poder de hacer muchas cosas sin agotarme y sin que ninguna se me salga de las manos, el hecho de haber trazado un plan de vida que he cumplido a cabalidad y mi búsqueda desesperada de la verdad. Verdad con V maýuscula.

He de confesar aquí que he leído a Freud desde la infancia y es seguro que ha influido de forma poderosa en mí. Ayer descubrí no sólo que ha influido y tiene grandes ideas que traté de realizar en mi más tierna juventud como, por ejemplo, la sublimación del deseo a través del arte y el poder de la melancolía, sino que al parecer es absolutamente cierto lo determinante que es para un ser humano a lo largo de su vida el tipo de vínculo que estableció en la  infancia con su padre y con su madre. Ese el es gran motivo de este ensayo: explicar que descubrí ayer y que hoy casi lloro de alegría mientras me tomaba mi café al recordar ese descubrimiento maravilloso de ayer. ¡Hermanos! Descubrí ayer que lo que soy -si es que soy algo-, que lo que valgo -si es que valgo algo-, lo que soy y lo que valgo lo soy y lo valgo gracias al hombre que me dio la vida.

Todo surge -según el libro revelador- de un exceso desbordado de admiración, un sentimiento que a veces confundo con una especie de idolatría. Este pobre ser hace lo que hace para lograr que su padre pose su mirada sobre mí.

Yo a mi papi de forma inconsciente: “Voy a ser mejor que tú y a elevarme por encima de tu capacidad de evaluarme. ¡Ya lo verás!”.

Gracias a esas dos grandes ideas (la sublimación del deseo a través del arte y el poder de la melancolía) escribí mis más hermosos ensayos sobre el amor, la melancolía, la risa y el movimiento. En esa época (hace quince años) navegaba entre la mente y el cuerpo, entre el cuerpo y la idea y entre la vida y la muerte (claro, también leía como loca y le creía todo a Platón). A través de mi propio camino de experimentación con la soledad, el dolor, el sufrimiento y el conocimiento de mis propios límites, a través del deseo obsesivo de conocer cada impulso de cada órgano de mi cuerpo y de mi mente y de ejercer control sobre esos impulsos, llegué a la conclusión de que es mejor reír que llorar y vivir que solazarse en la muerte. Supe también que el amor romántico no es tan cursi y que el sexo tiene su parte divertida. Creo que superé a Freud. En ese entrada y salida del infierno a través de la experimentación con el cuerpo y la mente fue decisivo Pascal, el otro hombre obsesionado con experimentar y conocer sus propios límites. Yo quería ser sólo mente -como Freud- y llegué a la conclusión de que se piensa mejor cuando se le da un poco de gusto al cuerpo.

No sé cómo llegué a Freud pero sé que es uno de los autores que más ha influido en mi forma de pensar y de sentir. Mi pelea a lo largo de la vida no ha sido con Dios sino con Freud. He pasado por momentos de fe total y en otras ocasiones he escupido y despreciado con risa asesina sus “grandes ideas”. He pasado por periodos de adoración malsana y de desprecio absoluto. Seguramente también veo a Freud como a mi papi.

Pero vayamos al origen: ¿Cómo es mi papá?

Mi papá es un hombre absolutamente responsable con sus hijos y con su esposa. Se casó una sola vez en la vida con una sola mujer, a la que dice amar con locura y por la que ha manifestado durante los últimos 55 años (es decir, siempre) unos celos enfermizos a los que él llama amor desesperado (porque mi mamá tiene un encanto natural que atrae a los hombres y es una mujer risueña -algo que mi papá, en su ceguera, interpreta como coquetería). Tuvieron siete hijos a los que se les dio total libertad para que hicieran lo que les diera la gana con su vida. Se les dio educación y se les dijo que leer vale la pena. Es un hombre amargado, furioso, excesivamente crítico con su señora y con sus hijos; es tan bravo que sus ataques de ira no nos producen miedo ni frustración sino risa. A lo largo de su atormentada existencia se ha esforzado por controlarse pero al parecer es imposible. Ya tiene 77 años y sigue siendo la misma fiera que conozco desde 1970. Ahora es una fiera controlada, seguramente también ha estudiado sus propios límites, pero al parecer es muy complicado luchar contra la naturaleza de su ser, la naturaleza psicológica del pobre hombre debe ser muy compleja.

Vamos un poco más atrás y hagamos la pregunta que se ha hecho mi mamá durante toda su vida: ¿Por qué él es así?

¿Cómo fue la infancia de la fiera y por qué es tan buen padre?

Mi pobre papá es el hijo menor y único hombre -el consentido- de una pareja de esposos que dormían con ese bebé en la misma cama hasta los seis o siete años. El padre era un señor muy exigente, serio y poderoso (tenía mucha plata y quería lo mejor para sus hijos, especialmente para el elegido, es decir, para mi papá) y la madre era una señora de pelo larguísimo ( mi pobre papá recuerda como el pelo de su madre se enrollaba en su cuerpo mientras dormía y todavía llora amargamente recordando a su mamá, especialmente el día de la madre). Cuenta la leyenda (más por las versiones de las tías, mi papá se niega a hablar de su infancia con nosotros, en realidad se niega a hablar de cualquier cosa con nosotros, cuando abre la boca es para insultar, criticar, despreciar… y todo eso acompañado de una risa y unas muecas que nos producen mucha risa y aprendimos a imitar a la perfección).

Sin dar muchas vueltas he de decir que mi pobre papá fue un huérfano tipo Batman: su padre murió en hechos confusos relacionados con una moza que tenía, ella quería que abandonara a su esposa y se fuera a vivir con ella y ante la negativa decide preparar un filtro de furia femenina que le causó la muerte al abuelo que no pude conocer. Al poco tiempo la madre de mi pobre papá, la madre amorosa y fiel de pelo larguísimo, muere de dolor, lo que llamaban en esos viejos tiempos pena moral. Un muerto arrastraba a otros vivos a la muerte, y entonces mi pobre papá siendo apenas un niño tuvo que convertirse en el hombre de la casa con sus hermanas mayores, que deben ser tres o cuatro. Los tíos de los pobres niños los despojaron de sus riquezas y de la historia no sé más pero no hay duda de que la infancia de mi pobre papá es absolutamente traumática y merece toda nuestra comprensión, admiración y amor.

¿Por qué es tan buen padre?

¡Fácil!

El ve a los niños como seres vulnerables porque él fue un niño despojado por los adultos, por la gente que se suponía, debería haberlo protegido. Cuando el pobre hombre se convierte en padre tiene un imperativo categórico: he sufrido tanto como niño que le daré todo el amor a los niños de mi entorno y los niños de su entorno somos nosotros, sus hijos,  y como adora a los niños de su entorno y mi mamá también es una adoradora de niños, por eso decidieron tener siete. Para él no hay más familia que su esposa y sus hijos, desconfía de entrada de los demás seres humanos, ni siquiera trata con cariño a sus hermanas que lo adoran y lo admiran con reverencia porque fue como un padre para ellas. Para él amor significa alimentación, vivienda, educación, vestuario, recreación, música, aparatos de última tecnología, comentarios mordaces y chistes crueles. No nos daba besos, nos daba música y bailaba para nosotros cuando estaba de buen animo. Daba consejos de valentía y defensa personal, es la representación humana del coraje, el esfuerzo, el orgullo y la arrogancia. Mi pobre papá hubiera sido un buen maestro de artes marciales.

Esa señora


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Señora desde los 45 años

Estábamos jugando a la casita, a los esposos, a la familia feliz y realizada con Andrés, pero un día decidimos que era preciso parar con ese juego porque no éramos niños y no podíamos seguir así, sumidos en la irresponsabilidad. El y yo no éramos serios, no llegamos a la adultez como pareja.
Pasó un año y yo sigo siendo la misma, incluso creo que me río más ahora que hace un año, me río sola y acompañada, en público y por teléfono, pero ha ocurrido algo sorprendente: ahora sí me siento como una señora y cada vez que se refieren a mí como Señora me gusta y lo disfruto. Y la pregunta es simple: ¿Por qué?
La convivencia no le agregó nada a mi vida pero la recuperación de la soledad sí. Me siento bien, siento que empiezo una nueva etapa de mi vida. Me gusta ser señora, creo que por fin estoy rozando la etapa adulta, me gusta apropiarme de mi nuevo papel, estoy aprendiendo a asumirme como La señora Elsy. Cuando me dicen señorita me ofendo y corrijo al atrevido.
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Como decía Nietzsche: puro afán de dominio

Un comentario de Gustavo Vélez Arcila que vale la pena convertir en post. El comentario fue dejado en el post titulado “Las ventajas de no tener hijos”:
La naturaleza tiene todas las artimañas para garantizar este “torrente de gente”, y hasta en la reproducción vegetal acude al engaño para polinizar ; en nosotros escoge el momento de mayor inconsciencia e irresponsabilidad para la reproducción , segundo te muestra un ser maravilloso y joven que el tiempo te va mostrando que solo era el instrumento para la perpetuación de esta especie tan poco recomendable como es la humana y el cincel para tallar un ser perfecto que es el que demanda la piedrita en el zapato en que ahora se te corvirtió el idilio para al final te confieses que las razones que te movían , ya despojado el proyecto de las cintas y las rosas , era bien narcicistas: ver tu fenotipo reproducido en un ser que te obedece y complace , y abrirse a tumbar selva para establecer una estirpe a codazos en un mundo que no comparte ni regala nada ,  como decía Nietzche , puro afán de dominio.

Las ventajas de no tener hijos

Cuando tenía nueve años decía en tono grave que nunca me casaría ni tendría hijos y los adultos lloraban de la risa porque pensaban que era una broma y les parecía increíble que una niña sin vida fuera tan seria y pronunciara frases de adulto.
El tiempo pasó, yo cumplí y ahora me les río en la cara a ellos porque no era una niña estúpida, estaba hablando muy en serio y ahora ellos se tienen que tragar sus carcajadas.
Aunque sea un hijo, decían. ¿un hijo? ¿para qué un hijo?
Viva con una amiga. ¿con una amiga? De irme a vivir con alguien me voy a vivir con un hombre, no soy lesbiana. Y entonces viví con Andrés durante tres años.
Decía yo cuando era niña: un hijo no porque tienes que hacerte cargo de él hasta cuando  uno de los dos muera, sin contar con que tienes que cargar también con el padre del niño. Si no tienes hijos te deshaces de una vez y para siempre de tus viejos amores y eso sí que es un verdadero alivio porque es horrible cargar con el peso del pasado.
Estando a punto de cumplir 46 años creo que la gran ventaja de no tener hijos es que la juventud se alarga de forma sorprendente, eres el joven eterno porque tu tiempo libre es sólo tuyo, no tienes que correr a hacer lo que hacen las mujeres que son madres con niños pequeños, con jóvenes estudiantes, con viejos fracasados, porque hasta donde entiendo una madre es madre hasta cuando muere. La madre eterna ama a sus hijos con locura porque no tiene más alternativa, porque una madre está programada para amar a sus hijos hasta el último día.
Otra gran ventaja es que no tienes que compartir tu sueldo con tus hijos. Los bebés crecen y se convierten en adultos y ningún adulto goza tanto al lado de su madre como al lado de su novia, su esposa, su amante o sus hijos. Es más práctico ser hija que madre y tía que abuela.
Así lo veo yo.

Realidad real

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domingo, 3 de abril de 2016

Es un poco como ser profesor

Juan: los grandes comediantes son personajes trágicos por supuesto.
Yo: Woody Allen y Groucho Marx son los mejores.
Juan: me gusta Lenny Bruce, aquí lo representa el actor Dustin Hoffman
Yo: vea esta conversación
Juan: está muy bueno, tengo el mismo gusto sexual de Woody Allen, preferiblemente que sea una mujer negra. Este señor es un campeón:
Yo: mi desgracia es que no me gustan los monólogos, prefiero las entrevistas.
Juan: dele la oportunidad a este, es muy bueno.
Yo: bueno. Lo voy a oír hasta el final.
Yo: sí, es cierto,  tiene razón, este viejo despiadado es muy chistoso.
Juan: ese del suicidio es genial, mire el de los niños por favor:
Yo:  eso es un poco como ser profesor. Por eso me gusta tanto mi trabajo.
Juan: así es, que belleza un profesor así, que hable con esa gracia y sea un realista, que no engañe.
Yo: sí.
Juan: del del suicidio me dio mucha risa dizque “el miércoles no me suicidio, debo llevar a Timmy al circo…”.
Yo: sí es bueno. ¿En Colombia hay gente que haga algo parecido?
Juan: no. Los buenos comediantes son cultos y se fundamentan en la crítica al poder, lo establecido, lo políticamente correcto.
Yo: y en Colombia eso es muy escaso.
Juan: para mí usted es una muy buena humorista tuitera.
Yo: para mí usted es la mejor compañía los miércoles y los jueves. Este es un buen año.
Juan: sí, hablamos sabroso.
Yo: sí.

El porvenir se alza ante mí

Este ha sido un año diferente a todos los demás en los últimos diez años. He deseado volar, me ha perseguido el afán de santidad, quiero escribir crítica positiva, quiero hacer reír sin herir, he devenido en conquistadora y me he entregado complemente al amor de un hombre al que no conozco ni veré jamás pero que sabe cómo calentarme los ojos y los oídos con dibujos, fotografías, canciones, llamadas de cinco horas, citas fallidas, tonos de voz cambiantes, ausencias abruptas, apariciones apoteósicas, chistes buenísimos, historias asombrosas y libros sorprendentes, tengo un pretendiente 22 años menor que yo y a veces pienso que debería darle el sí porque nunca ningún hombre en la vida me ha adorado y deseado tanto como él sin haberme visto (me lo dijo todo en una conversación de tres horas esta semana, un récord absoluto el de este joven encantador y muy apasionado). Toda su admiración nace de una idea que ha armado de mí leyendo lo que escribo aquí y en mi cuenta de Twitter. No es la primera vez que pasa, estoy acostumbrada a ese tipo de reacciones y lo más seguro es que cuando me vea y descubra que soy un simple ser humano, una señora que camina por ahí mirando culos como todos los demás, el ídolo hecho de palabras se derretirá ante su presencia por aquello de que si te gustó el libro no conozcas al autor y porque la escritura siempre será superior y mucho más poderosa que la persona que se sienta frente al teclado y ve como las palabras se van poniendo una al lado de la otra sin pasión y con mucha seriedad y, además, porque la señora que escribe no habla como la señora que se sienta frente al teclado porque soy una persona común que casi siempre anda muerta de la risa con lo que oye y con lo que ve. Soy una persona común pero él quiere verme convertida en su maestra, quiere erudición, quiere ver como mi cerebro se manifiesta a través de mis ojos y mi boca pero también quiere mucho sexo y cree que yo sería la persona más indicada para hacer realidad sus sueños… Pero hay algo mucho más poderoso que parece estar tomando forma en lo más interno de mi ser interior: el deseo de escribir crítica literaria con la misma rigurosidad de hace quince años pero en otro tono, una especie de crítica literaria artística. Mi alma me dice que me consagre a la lectura de forma seria, mucho más seria que en los últimos diez años.
También quiero pelear con la autora de este libro:
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Definitivamente este es un año diferente a todos los demás en los últimos diez años.

Cinco fotografías de hoy

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Tres fotos de hoy

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El espacio es subjetivo

Viví hasta 2005 en una casa inmensa y entonces me vine a vivir en esta casa, una casa que siempre he sentido como una casa muy pequeña. No tengo bicicleta porque siento que en esta casa no hay espacio para una bicicleta; no tengo gatos, perros, repisas ni matas porque siento que no hay espacio para semejantes lujos; pero algunos vecinos tienen hasta cuatro bicicletas. Yo los veo vivir y me asombro de la idea que tienen del espacio y de lo bien que lo aprovechan. Tienen tres hijos, dos perros, gato y suegra. Invitan amigos y hacen fiestas. Todas las casas tienen la misma medida pero yo siento que esta casa es muy pequeña y que por ser tan pequeña tiene que estar casi vacía y entonces es una casa casi vacía. No tiene puertas porque siento que las puertas la harían ver todavía más pequeña.

Si me va a pegar no me regañe

Alguien que no me quiere ni me respeta acaba de dejar este comentario en el blog. Yo pensaba que ya me habían olvidado los tuiteros colombianos pero no. Hace casi un año suspendieron @ensayista, tienen buena memoria, todavía me recuerdan aunque sea para decirme que no tengo talento y necesito ayuda profesional. ¿Será que todavía me están buscando para matarme?
Lo más asombroso de todo es que se nota que me ha leído bastante. ¿Por qué hay gente así?:
No sé qué te pasó en la vida, solo sé que es imposible establecer un diálogo contigo. Tienes la mentalidad de una niña gritona y chillona, golpeada por la existencia, limitada en experiencia, encerrada en una casa …la misma casa de siempre. Así que este comentario está vacío o lleno de cualquier cosa que puedas provocarme: nació y creció en su propia tumba y eso debió darle tiempo para intentar formular y responder algunas preguntas importantes, sin embargo, ahí la vemos perdida entre ese querer ser, el buscarse desesperada en el autor de turno, terminar trastornada por la demanda posmoderna, permanecer pendiente de la gente que envidia y a la vez repudia y del reflejo distorsionado de sí misma; y ese ser, de notable destreza digital, esclavo de sus complejos, usado para hacer más evidente su pasivo-agresividad y falta de agallas. ¿Por qué la perciben repulsiva si es una mujer alegre? Sí, es repulsiva para muchos (casi todos), de hecho solo le agrada a otros en el mismo repulsivo proceso o que se compadecen de esa insistente víctima (como buenos cristianos o ateos de país cuasiconfesional). Yo no te respeto, entre otras cosas, porque no sabes lo que eres, no quieres saberlo y tuviste muchas décadas para madurar el proceso. Te faltaron agallas y sobraron sonrisas. Si quieres compasión, la tendrás; generar repulsión, siempre. No creo que alguien realmente te admire sin pasar primero por una fase compasiva. Y como te conocemos bien, porque es imposible no conocerte (eres muy hábil en eso). hasta sabemos cómo respondes a este tipo de mensajes: quizá escribas algo al respecto, algo para maquillarte en ego, o tal vez subas otro autorretrato de concepto ajeno, o hagas un análisis intertextual o en tu paranoia denuncies el comentario como amenaza. De hecho, dudo que alguien quiera hacerte daño, tal vez solo quieren fastidiarte porque pides a gritos atención, usas el berrinche constantemente y sabes bien que a nadie le gusta escuchar chillidos. Exiges el maltrato virtual y hay, por supuesto, muchas personas dispuestas a complacerte. Eres una niña llorona pidiendo un muñeco sucio que luego tira contra una esquina. La gente juega tu juego por unos segundos al día, tú juegas tu juego las 24 horas del día. En ese ciclo de autocompasión, represión y esa lucidez de la que presumes se te va la vida. ¿En qué está la escritora sin obras propias? Ahí sentada, sonriendo, como cree que estaría su autor reencarnado favorito.

Soy 1. No lo duden. Quiero ser perfecta


Soy 1, fui 4, tiendo hacia 7 y la meta a largo plazo es volverme 5. Un cinco con esencia 1. No será complicado porque soy 1 y tiendo a la perfección. Miren las flechas y después miren el video.
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El camino

1995 – 2000. Teoría y crítica  literaria
Empecé a leer en 1979. Ahí comenzó mi proceso educativo. La universidad me sirvió para ponerle orden al conocimiento y los trabajos que escribía para mis profesores me dieron impulso para escribir textos que llegaran un poco más allá de los ojos de ellos y, entonces, empecé a publicar en revistas indexadas y no indexadas. Cuando era niña soñaba con hablar en público, me imaginaba ante un gran auditorio aclamada por la multitud enardecida. Soñaba con saludar de esta manera a mis fans: ¡Ya basta, no aplaudan más, no es necesario exagerar, no estamos en un circo, recuerden que este es un espacio académico! Mi sueño era ser diestra con el discurso oral. Soñaba con influir en los demás, con renovar sus ideas y su forma de pensar y de actuar. Mi sueño de infancia consistía en presentarme como un ser humano digno de ser imitado. Quería que aprendieran a evitar el sufrimiento, ese ha sido el gran interés de mi vida: el sufrimiento humano.
Hoy, 25 de marzo de 2016, creo que es imposible influir en los demás de manera profunda y lo digo por los miembros de mi familia: nací convencida de que dar la vida es un error, eduqué a mis hermanos para que no se casaran ni tuvieran hijos y hoy todos ellos tienen o tuvieron una linda pareja a la que amaban y todos son padres. No logré influir de manera profunda en ninguno de ellos después de años y años de haber pronunciado largos discursos sobre por qué los seres humanos inteligentes, justos y nobles no tienen hijos. Si no convencí a los miembros de mi familia -gente que me conoce, me aprecia y me respeta desde hace mucho tiempo- creo que es imposible convencer a una persona que, por ejemplo, lee este blog.
En 1999 descubrí el mundo virtual y supe que no necesitaría tribunas ni auditorios, mi tribuna y mi auditorio serían las redes sociales. Desde la comodidad del hogar pronunciará los más bellos discursos y haría llorar de alegría e indignación; desde la redes sociales me haría amar y me haría odiar: me amarían los justos, los nobles y los sinceros y me odiarían los zalameros, los deshonestos y los tontos. Creo que lo logré. Por prudencia tuve que terminar el ciclo 2010-2015 (al que llamaremos mi fase activa en Twitter Colombia) más pronto de lo que esperaba y deseaba. Lo que me han dicho es que las amenazas de muerte iban muy en serio. Yo quería hacer reír o llorar, no quería que me mandaran matar, esa no era la intención.
Entre 1995 y 2000, como buena novata, estaba dispuesta a mostrar de qué estaba hecha y, entonces, escribía ladrillos teóricos y críticos que yo misma no soporto ahora. Mucho marco teórico, mucha cita, mucha nota de pie de página, mucha bibliografía de veinte páginas.
No quiero volver a saber nada de esa vida tan intelectual, tan rancia y tan conservadora, no quiero volver a escribir como esa señora. No quiero saber nada más de teorías ni de críticas literarias, renuncio a y me avergüenzo de ese pasado oscuro.
2000 -2005. Ensayos filosóficos y psicológicos
Mi primer amor, por haber sido el primero, me causó un fuerte impacto cuando se acabó porque -en mi inocencia- creía que era para siempre. No era para siempre, se acabó y ese final me llevó a experimentar etapas de furia e intenso dolor. Como nací aprendida sabía que un ser humano destrozado no se cura con alcohol, promiscuidad, psicólogos ni suicidio sino con libros y, entonces, me entregué de lleno a la lectura para saber qué era exactamente lo que me pasaba y cómo salir de eso. Terminé convertida en experta en amor, melancolía,  depresión, nostalgia, insomnio y, como soy tan inteligente, desemboqué en la risa. Entre 2000 y 2005 escribí mis ensayos favoritos, los que todavía me gustan y me dan ánimo en los momentos oscuros.
2005 – 2010. Escritura en internet (escritura sobre escritura)
En 2005 conocí a Andrés y fueron diez años de risa e irresponsabilidad, por eso decidimos que lo mejor era cortar el juego y seguir cada uno su camino, sin odio, sin deseo de volver y con la sensación de que lo nuestro no era amor sino diversión total. En 2005 ya estaba totalmente curada, estaba completamente entregada a la vida y al placer, a la risa y a la satisfacción y con esa actitud me embarqué en la vida virtual. Entre 2005 y 2010 fui un portento en la red, escribí más de cien posts sobre virtualidad, oralidad, lectura, escritura, educación… Conocí gente maravillosa, nadie de Colombia, era extraño, yo era colombiana pero no me contactaba con colombianos. La experiencia de esos cinco años me sirvió para lo que sería encontrarme con mi gente, con mi patria, con colombianos en Twitter.
2010 – 2015. Escritura despiadada
Twitter fue una locura maravillosa, un juego peligroso del que todavía no sé si me he librado del todo. Se supone que tengo más enemigos que el colombiano más peligroso que pueda existir en Colombia, se supone que dañé vidas y le hice daño a mucha gente, pero ¿Qué fue lo que hice? Lo que hice fue escribir sobre quince o veinte colombianos entre figuritas de Twitter, escritores, periodistas, intelectuales y humoristas y eso bastó para que me convirtieran en objetivo militar, me calumniaran, persiguieran, censuraran y desprestigiaron.
¿Es Colombia un país peligroso en el que no se puede ejercer la libertad de expresión?
Sí, eso es correcto. Tuve que dejar de escribir sobre colombianos porque varias personas me dijeron que las amenazas de muerte iban muy en serio.
2016. De lleno en la autoficción (escritura sobre el yo)
A finales de 2015 descubrí un término nuevo de la nueva teoría literaria: autoficción. Estoy entregada de lleno en la experimentación de esa nuevo género literario.

Poderosa luna llena

  • A veces me despierta la luna llena
  • ¿Y qué te dice?
  • Me dice que la mire
  • ¿Y tú qué haces?
  • La miro
  • ¿Y te gusta?
  • Sí, mucho.
La conversación que acabo de recrear la recordé anoche porque anoche me despertó de nuevo la luna llena y me pidió -como siempre- que la mirara. Dos veces se iluminó el cuarto porque la luna estaba gigante y parecía más cerca que de costumbre.
La misma persona -el mismo hombre de la conversación sobre la luna llena que me pide que la mire- hizo un dibujo muy bonito y me dijo: “así te imagino cuando hablo contigo, sumergida”. Es uno de mis dibujos favoritos entre todos los que me ha mostrado. Me gusta el conjunto pero deliro por las manos sosteniendo cintas que parecen volar, los adornos del vestido, la ilusión de movimiento, la levedad, la música y el payaso.
No me cree que lo amo sin haberlo visto pero tengo que reconocer que todo comenzó con ese dibujo. Lo miro y me siento yo y entonces me gustaría volver a volar en bicicleta, me gustaría volver a escalar montañas, correr y nadar pero recuerdo que entre los quince y los treinta años me entregué de lleno y a conciencia a esos placeres y un día decidí que hay que aprender a ir un poco más despacio y entonces llevo quince años caminando el mismo camino. Me gusta caminar todos los días por el mismo camino.
  • ¿Qué estás haciendo?
  • Estoy sentada en una silla al lado del computador. ¿Tú qué estás haciendo?
  • Estoy acostado en mi cama hablando contigo
  • ¿Quieres que me acueste en la cama y hable contigo?
  • ¿Ya estás acostada?
  • No
  • ¿Qué estás haciendo?
  • Estoy tomando yogur con galletas
  • ¿En la cama?
  • No, en la cocina….
  • Ya estoy acostada. ¿Quieres que hablemos con la luz prendida o apagada?
  • Apágala.
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Mejor préndela.
¡Magia!

Si le diera forma de 7 al 1

 Buscaría múltiples opciones y futuros positivos.
Sería polifacética, afirmadora y generosa.
Me enfocaría intencionalmente en lo positivo  imaginando planes, opciones y posibilidades.
Los Sietes son re-encuadradores naturales dado que se enfocan en el lado luminoso de las cosas.
Se mantienen alegremente activos.
Evitan el dolor interno y son difíciles de alcanzar (como si fuesen un blanco móvil).
Renacentistas y polifacéticos capaces de desarrollarse favorablemente en muchos ámbitos totalmente dispares entre sí.
Aventureros y multi-talentosos, con un entusiasmo auténtico por la vida.
Como niños (sin ser infantiles) los Sietes sanos son enormemente receptivos.
Perspectiva positiva y estimulante. Pueden apreciar de manera entusiasta los regalos que otorga la vida.
Mezcla de encanto y curiosidad pudiendo ser creativos, extrovertidos, generosos con los amigos y constantemente interesados en los nuevos horizontes.
Normalmente muy elásticos, suelen regresar fortalecidos de la pérdida y la calamidad.
Leales y sensibles.
Buscan compromisos de gran alcance y las más profundas satisfacciones.
Pueden aceptar la real necesidad tanto del dolor como del compromiso en sus vidas.
Aceptar la dimensión dolorosa de la vida le otorga al Siete mayor profundidad y por consiguiente refuerza su alegría.
Al estar dispuestos a hacer los compromisos apropiados, esto genera una estructura global dentro de la que aun pueden encontrar variedad en sus vidas.
——–
Centro: Pensamiento
Pasión: Gula
Fijación: Planificación
Visión de sí mismo: “Yo divierto”
Estructura de temor (lo que evita): Dolor
Estructura de deseo: Sentirse feliz
Trampa o justificación: positivismo
*****
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Tres meses de incertidumbre

Pensé que le molestaba mucho que escribiera sobre él pero estaba equivocada. La semana pasada me propuso un reto: “escriba sobre las canciones que le he sugerido. No lo que piensa de las canciones sino lo que las canciones le dicen a usted”. Son muchas canciones, más de treinta, pero creo saber a cuáles se refiere.
Las próxima vez que hablemos (si es que volvemos a hablar) le preguntaré cuáles son exactamente esas canciones (sobre las que quiere que escriba).
A mí ahora me gusta esta canción. Yo, la otra, la arrogante, prepotente y presumida, la que decía con aire de superioridad hace seis meses: SABINA ES EL ARJONA DE LOS INTELECTUALES.
Ahora, gracias al hombre misterioso, he descubierto varias canciones que me gustan. Esta es mi favorita de las últimas dos semanas.
Me gusta la pasión de ella al comienzo, yo me siento un poco así: