martes, 31 de mayo de 2016

El descaro de los viciosos

Su compañero era generoso por demás, pero de manera curiosa. El desempleado, el vagabundo y el mendigo recibían de su mano mucho más de lo que necesitaban para aliviar sus necesidades inmediatas. Aubrey observó, sin embargo, que a los virtuosos, reducidos a la indigencia por la desgracia, él no otorgaba sus limosnas. A estos los despedía en la puerta con mala cara y con furia apenas contenida. Cuando el holgazán venía a pedir para seguir revolcándose en la lujuria, para hundirse todavía más en su vida oscura y degradada, ahí sí se lo llenaba de atenciones. ¿Cómo era aquello? ¿La timidez del indigente honesto era superado por el descaro de los viciosos?
John William Polidori, en “El vampiro”.

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