jueves, 7 de julio de 2016

El deseo de decir la verdad

No es verdad lo que se escribe sobre nadie. Da igual que se escriba con mucha autenticidad la verdad sobre alguien o que se crea hacerlo, en cualquier caso será radicalmente falso. Al fin y al cabo, se trata sólo de la visión de uno, en el estado de ánimo en que escribe. Que media hora más tarde puede ser completamente distinto. Y luego viene además el que lo lee, que lo ve de una forma totalmente distinta… La verdad es que no sé cuál es la verdad, ni uno mismo lo sabe. Sobre todo porque es una cosa que es como es y se describe luego y son dos cosas distintas. Aunque sienta uno el impulso o tenga la manía de escribir la verdad al ciento por ciento, no lo consigue, porque haría falta poder plasmar la verdad sobre el papel, y no se puede. En el momento en que se intenta hacerlo con medios estilísticos y con el lenguaje, es otra cosa distinta y, en cualquier caso, una falsificación, aunque quizá sea algo aproximado. Probablemente el deseo de decir la verdad sea lo único que se pueda reflejar, pero la verdad… Lo que pasa es que una descripción no es la realidad, o sea, no sirve de nada, hagas lo que hagas. Y ni siquiera cuando se trata de hechos resulta. Si digo: “Murieron tres hombres”, es algo distinto que si se pudiera publicar su muerte misma, pero no se puede. Y cuando se lee una noticia de periódico, cada lector percibe y asimila una verdad distinta. Hay tantas verdades como hombres observan algo. Suponiendo que quieran saber la verdad. Pero la verdad es de todas formas una tontería. Yo me veo ahora de forma distinta a como usted me ve, y usted se ve distinto de como yo lo veo, y siempre a la inversa; así pues, cuando ocurre algo, es ya algo totalmente cambiado, embrollado y totalmente distinto. Con cada uno que escriba será una nueva verdad.
46437214

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