lunes, 11 de septiembre de 2017

En defensa de la realidad real y la salud mental

Todos los días de mi vida alguien que me conoce bien me sugiere que no use más Twitter, que no le hable más a oídos sordos, que no pierda más mi tiempo en un espacio virtual tan lastimero donde abundan las personas solas, tristes y abandonadas; los que han fracasado en las relaciones humanas cara y cara y en el amor, los feos, los tímidos, los resentidos, los inseguros, los faltos de amor propio, de cariño en la infancia, de afecto no disimulado.
Los envidiosos y odiadores por convicción usan este medio para vomitar toda la ira y frustración que los carcome porque es su única forma de sentir que existen, de que tienen voz y viven con la ilusión de que la suma de muchas personas como ellos dan la impresión de gallardía y hasta de poder; gente que se solaza en su propia podredumbre, en su ignorancia altanera y atrevida, en su grosería sin límites asumida como cualidad y una contundente muestra de carácter y originalidad.
Twitter es la única salida posible que calma a estas pobres almas atormentadas y si no actúan de esa manera estallan, mueren de dolor o salen a hacerle daño a gente real en la realidad real. Twitter es su psicólogo, su muro de los lamentos, su forma de manifestar lo que ha hecho de su ser la suma de frustraciones consecutivas y fracasos contundentes.
¿Que hago yo en Twitter entonces si tengo vida, si me siento querida por la gente en el mundo real real, si me siento orgullosa de la historia de mi vida y si sé que estoy en el peor de los mundo?
Les respondo el 1 de enero de 2019.

1 comentario:

  1. Tal vez la estrategia de criticar con saña a otras escritoras la lleven a algún lado!

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