Me predijo, desde el inicio, uno de mis grandes amigos, gran poeta. Todos mis infortunios, en efecto, le han dado la razón hasta el presente. Sin embargo, poseo uno de esos felices caracteres que extraen placer del rencor y que se glorifican en el desprecio. Mi gusto apasionadamente diabólico por la estupidez, me ha hecho encontrar muy particulares placeres en los disfrutes de la calumnia. Casto como el papel, como el agua sobrio, volcado a la devoción como un comulgante, inofensivo tal víctima, no me disgustaría pasar por un libertino, un borracho, un impío o un asesino.
Charles Baudelaire, Proyecto de Prefacio para Las flores del mal

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