lunes, 11 de septiembre de 2017

Hay una amable filosofía

Hay una amable filosofía que consiste en encontrar consuelo aun en los objetos más indignos en apariencia. Del mismo modo que la virtud es superior a la inocencia, y que mayor mérito hay en sembrar en un desierto que en saquear indolentemente un vergel repleto de frutos, es verdaderamente digno de un alma selecta purificarse y purificar al otro por su contacto. Como no hay traición que no pueda perdonarse, ni existe tampoco pecado que no pueda absolverse, ni olvido imposible de conseguir; hay una ciencia del amor al prójimo y de hallarlo amable, como hay una forma de saber vivir. Cuanto más delicado es un espíritu, tanto más descubre bellezas originales; cuanto más tierno y abierto a la esperanza, más capacitado está para encontrar en el otro, por ruines que sean, motivos de amor; ésta es la obra de la caridad, y se ha visto a más de una viajera, desolada y extraviada en los áridos desiertos de la ilusión, reconquistar la fe y apasionarse más intensamente por lo que había perdido, con tanta más razón cuanto que posee ahora la ciencia de dirigir su pasión y la del ser amado.
Samuel Cramer, dirigiéndose a la señora Cosmelly, en La Fanfarlo, de Charles Baudelaire. Barcelona: Montesinos. 1989. página 33.
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