sábado, 12 de septiembre de 2015

La sencillez es la clave

El principal problema, para los filósofos, es que deben humanizar su lenguaje, hacerlo más accesible, porque entonces los pensamientos se iluminan mejor, se hacen todavía más interesantes. Creo que están aprendiendo que es así. La sencillez es la clave.
Cuando escribes debes delizarte. Puede que las palabras se retuerzan y entrecorten, pero si se deslizan, entonces hay un cierto encanto que lo ilumina todo. La escritura cuidadosa es escritura muerta. Creo que Sherwood Anderson fue uno de los que mejor jugaban con las palabras, como si fueran rocas, o trozos de comida que se pudieran comer. PINTABA sus palabras en el papel. Y eran tan sencillas que sentías fogonazos de luz, puertas que se abrían, paredes que resplandecían. Veías alfombras y zapatos y dedos. Él tenía las palabras. Encantador. Y sin embargo, eran como balas también. Te podían noquear. Sherwood Anderson sabía algo, tenía el instinto. Hemingway se esforzaba demasiado. Percibías todo ese esfuerzo en su escritura. Eran duros bloques, pegados entre sí. Y Anderson era capaz de reírse mientras te contaba algo serio. Hemingway nunca se reía. Alguien que escribe de pie a las 6 de la mañana no puede tener sentido del humor. Quiere derrotar algo.
Charles Bukowski

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