viernes, 18 de diciembre de 2015

Lo era todo

Ya lo sabemos, yo era un conglomerado de mundos diversos. Indefinida. Imposible de encasillar. Podía parecer de izquierda o de derecha, feminista o  un hombre haciéndose pasar por mujer. Podía inspirar asco o admiración, desprecio o ternura, deseo o repulsión. Sólo aquel que me hubiera seguido paso a paso y espiado en todos mis contactos con la gente podría haberse dado cuenta hasta qué punto era una camaleona. Según el lugar, el momento, los individuos, las circunstancias me mostraba
Prudente
Estúpida
Primitiva
Refinada
Taciturna
Locuaz
Inferior
Superior
Anodina
Profunda
Ágil
Pesada
Importante
Una nulidad
Vergonzosa
Descarada
Audaz
Cínica
Tímida
Noble
¡Qué no llegaba a ser!
¡Lo era todo!
¡Y nunca ha sido premeditado!
¡Es algo que está más allá de mi conciencia y nunca ha sido calculado!
Quienes me conocen de verdad tratan de comprenderme y casi siempre ríen ante mis múltiples transformaciones.
Quienes no me conocen y no quieren comprenderme se empeñan en creer que soy un ser dañino y despreciable.
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