viernes, 18 de diciembre de 2015

El piropo del año

Desde que nací he leído bellas composiciones escritas por personas (casi siempre hombres) que me declaran su admiración desmedida, nada disimulada. En el año que termina -el tormentoso 2015- recibí piropos de todos los colores y este fue el que más me gustó. Espero que les guste tanto como a mí:
… Ayer cuando le dije que disfrutaba la forma como entraba al baile con las manos por delante quitando máscaras, pensaba en una mujer que en estrépito interrumpe cualquier baile veneciano, o mejor, que entraba gritando al set de grabación de Eyes Wide Shut de Stanley Kubrick gritando
“¡¡¿¿Qué es esta maricada??!!”
Entonces pensé en esa chispa que hemos perdido, entonces pensé en cómo la falta de arrojo se remplaza por los moldes que elegimos, pretendiendo salir positivos luego de ser vaciados. Y todo se vuelve una pose de adolescentes refinados. Entonces aparecen los niños y las niñas genio que necesitan aplauso y que corren frenéticos a él; entonces aparecen los vergonzantes que lastimeros hacen de la miseria de los pobres su bandera y su experiencia de orden superior. Entonces aparecen todos los perros de mercado de pueblo viejo queriendo un pedazo del gomelo del que nadie sabía que era menos que nadie.
Pensaba en usted, y deseé volver a clase, porque sacar a pasear las palabras sin llevar tras de sí las cosas se ha vuelto un trámite fácil en la fragilidad de gente fragmentada que escribe en retazos. Entonces pensé en usted, con la máscara corrida y envuelta en un tufo de anís, riendo mientras todos se le quedan viendo sin saber qué hacer, sin saber que es precisamente ese no saber lo que los hizo del montón.

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