lunes, 28 de diciembre de 2015

El proyecto de vida personal

El único lugar donde puede efectuarse la combinación de la instrumentalidad y la identidad , de lo técnico y lo simbólico, es el proyecto de vida personal, para que la existencia no se reduzca a una experiencia caleidoscópica, a un conjunto discontinuo de respuestas a los estímulos del entorno social. Este proyecto es un esfuerzo para resistirse al desgarramiento de la personalidad y para movilizar una personalidad y una cultura en actividades técnicas y económicas, de manera que la serie de situaciones vividas forme una historia de vida individual y no un conjunto incoherente de acontecimientos. En un mundo en cambio permanente e incontrolable no hay otro punto de apoyo que el esfuerzo del individuo para transformar unas experiencias vividas en construcción de sí mismo como actor. Ese esfuerzo por ser un actor es lo que denomino Sujeto, que no se confunde ni con el conjunto de la experiencia ni con un principio superior que lo oriente y le dé una vocación. El Sujeto no tiene otro contenido que la producción de sí mismo. No sirve a ninguna causa, ningún valor, ninguna otra ley que su necesidad y su deseo de resistirse a su propio desmembramiento en un universo en movimiento, sin orden ni equilibrio.
El Sujeto es una afirmación de libertad contra el poder de los estrategas y sus aparatos, contra los dictadores comunitarios. Doble combate, que lo hace resistirse a las ideologías que quieren adecuarlo al orden del mundo y al de la comunidad. No se puede, por lo tanto, separar las respuestas a las dos preguntas planteadas: la apelación al Sujeto es la única respuesta a la disociación de la economía y la cultura, también la única fuente posible de los movimientos sociales que se oponen  a los dueños del cambio económico o a los dictadores comunitarios. Afirmación de libertad personal, el Sujeto es también, y al mismo tiempo es un movimiento social.
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