Es una mujer nacida para no molestar a nadie.
Tiene la expresión atónita de las estatuas pero no es una tonta, es sólo que se concentra mucho.
Es más indiferente e imponente que un andamio.
Eran ilusiones suyas. Nunca la han odiado, quizá.
Es imposible odiar a alguien como yo.
Hace ya mucho tiempo que ha renunciado a ser realmente comprendida.
Hasta que apareció Juan.
No se confundan, no es Juan Andrés, es Juan Lozano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario