miércoles, 16 de marzo de 2016

Otra persona pide no volver a ser nombrada aquí

Mi sobrino y Andrés descubrieron que no les gusta ser nombrados aquí y cada quien a su manera lo manifestó. Como tengo palabra y sé cumplir apenas escribo sus nombres y paso a decir ahora que anoche, después de una airada conversación con subidas y bajadas de tono, el hombre sobre el que he escrito la mitad de los posts en los últimos dos meses terminó pidiéndome lo mismo y tiene todo el derecho. No le parece emocionante que lo ennoblezca, le parece que exagero en la atribución de sus cualidades, se siente distorsionado unas veces, otras se siente caricaturizado.
No le parece justo que hable de amor si no nos hemos visto y le molesta mucho que sea tan erudita para hablar del tema, él cree que el amor no se teoriza sino se vive, tiene todo el derecho a molestarse al sentirse expuesto aquí. Yo misma siento a veces que no tengo ideas propias, que lo poco que soy se lo debo a la lectura de un libro, a las mentiras de otro autor al que terminé creyéndole; pero es inevitable, no puedo parar de leer ni de escribir sobre lo que voy leyendo y sobre lo que voy viviendo porque la lectura es un vicio y la escritura es un vicio todavía peor.
Hay personas a las que les gusta ser nombradas aquí, hay personas que ni siquiera saben que las nombro porque no me leen; hay otras personas que se sienten asfixiadas y expuestas porque sienten que en alguna medida las uso para escribir, dudan si viven la vida cuando están conmigo y si mientras están a mi lado, me hablan o me escriben yo estoy con ellos o estoy pensando en la forma que le daré a eso que estoy viviendo, si ese momento será digno de ser convertido en escritura o si es la vida.

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