lunes, 15 de febrero de 2016

La giganta

Cuando en su poderoso numen hijos monstruosos
a diario paría la Creación, yo quisiera
haber vivido junto a una joven giganta,
como un gato sensual a los pies de una reina.
y ver cómo su cuerpo y su alma florecían
creciendo libremente en sus juegos terribles;
saber si una sombría llama abriga su pecho
por las húmedas nieblas que nadan en sus ojos;
recorrer a mi gusto sus magníficas formas;
trepar por la ladera de sus grandes rodillas,
y a veces, en verano, cuando malsanos soles,
a tumbarse en el campo, fatigada, la impulsan,
indolente a la sombra de sus pechos dormirme,
cual aldea apacible al pie de una montaña.
Charles Baudelaire

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