lunes, 7 de agosto de 2017

¿Soy un personaje de novela?

Desde hace unas dos semanas estoy hablando con una lectora frecuente de este blog y de mi cuenta de Twitter, una fiel y apasionada mujer bogotana radicada en Montreal. Ella sabe de mis amores,  mis rutinas,  mis gustos, lo que me mata de la risa y lo que me ofende hasta la furia; ha visto mis libros, la casa donde vivo, la ropa que me pongo, la sonrisa que me caracteriza y mi cara seria también.  A veces siento que me conoce mejor de lo que me conozco yo misma y entonces pienso que lo que me ha caracterizado siempre es la sinceridad en la vida real, en el trato cara a cara con la gente, y en lo que escribo aquí. No me parece justo que me hagan reclamos sobre lo que soy o lo que no soy  como ser humano -como persona de carne y hueso que no habla como escribe, que habla con muy pocas personas, que no aspira a nada en la vida, que no sueña con el poder, la gloria, el dinero, grandes posesiones ni autos de lujo; una pobre señora que vive la vida más estúpida del mundo y que no mata ni una mosca, una persona sin atributos, sin méritos de ningún tipo como para que ahora resulte que voy por ahí rompiendo corazones alrededor del mundo.
Me parece injusto que me hagan reclamos por algo que leyeron aquí y saquen la conclusión de que soy una persona que usa a otras personas, que tiene planes macabros, que es heredera de Maquiavelo y de los hombres más despiadados de la Historia de la Humanidad.
Nunca me pongo en contacto con nadie, la gente siempre llega, me habla un rato y se va. La lectora de la que hablo no puede quejarse de que le estoy haciendo daño porque le he pedido más de cuatro veces que no volvamos a hablar para evitar malos entendidos y ella vuelve a hablarme de nuevo y entre más me habla más se confunde y se obsesiona con la idea de que soy una persona peligrosa, despiadada, sin sentimientos, una especie de villana de la telenovela de la tarde.
Ella habla de respeto y admiración pero también habla de amor y deseo aunque vive en Canadá y yo no espero volver a salir nunca de Bogotá. Le he permitido todo tipo de piropos y he leído con atención lo que escribe sobre la naturaleza de sus sentimientos hacia mí. Se ha consagrado a leer este blog y el otro para tratar de conocerme mejor y en esa pesquisa ha descubierto que no soy la persona que creía que soy, cree que lo que me domina es el cálculo y que uso a las personas. Yo le aclaro todo el tiempo que soy persona de muy pocos amigos y que acepto conversaciones con muy pocas personas porque no me interesa conversar con mucha gente ni siquiera a través de un chat porque prefiero leer, escribir, oír música, comer, caminar, dormir… todo lo que me apasiona hacer en la soledad escogida y asumida desde hace ya bastante tiempo.
Me molesta mucho que esta lectora sin haberme visto nunca haya desarrollado tantas pasiones y haya caído en reclamos que se le harían a un ser querido con el que se ha establecido un compromiso.  Mi sueño es que esta triste historia no se vuelva a repetir nunca porque es muy desgastante para mí como ser humano de carne y hueso que tiene una vida por vivir aunque esa vida no sea la más emocionante del mundo.

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