Cuando se ha sido pobre durante mucho tiempo se adquiere cierto respeto por el dinero. No se quiere volver a estar nunca más sin nada en absoluto. Eso queda para los santos y los locos. Uno de mis éxitos en la vida era que, a pesar de todas las locuras que había hecho, yo era perfectamente normal: yo elegí hacer esas cosas, ellas no me eligieron a mí.
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