sábado, 3 de octubre de 2015

No necesito ser amada sino comprendida

Cuando siento que una persona me comprende me entusiasmo y me abro al trato con esa persona especial, la considero especial porque puede ver un poco más allá, porque es mucho más inteligente, analítica y sensible que la gente común, la gente que sólo se fija en la superficie, en la sonrisa falsa y las frases tontas.
La mayor parte de la gente no ve más allá de la superficie y yo soy mucho más que superficie; la superficie no tiene nada que ver con el ser sensible que me posee y que a veces sufre porque se siente abandonado en un mundo del que no forma parte y del que no quiere formar parte. Si lo deseara sería más sencillo.
Hace diez años conocí a una persona que decía comprenderme y lo decía con tanto convencimiento que llegué a creerle. Hoy supe que no me comprendía sino que sólo quería hacerse digna de mi afecto, quería saber qué sentiría saberse querido por alguien como yo, por alguien absolutamente transparente cuando habla y cuando mira.
Ese engaño duele más que la traición.
Me siento usada como tantas otras veces.
De nuevo han abusado de mi pureza.

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