sábado, 27 de agosto de 2016

El mundo es su habitación

La casa tiene una extraordinaria importancia en su poesía. No sólo como fuente de un léxico muy particular y como elemento referencial último de muchos de sus poemas y cartas, sino como el ámbito finito, cerrado, seguro y concreto en el que tienen lugar los hallazgos y los experimentos del yo poético. Para ella, la casa era el microcosmos por excelencia, el mundo en el que todo cabía. Poseía también un valor espacial, teatral y dramático.
A veces el ámbito se limitaba de tal manera que el espacio doméstico se circunscribe simplemente a su propia habitación, convirtiéndose ésta en una especie de escenario imaginario del poema, de pretexto arquitectónico de la sintaxis del mismo. La relación del yo con el espacio circundante, y la relación entre lo interior y lo exterior, como categorías fundamentales en su fenomenología poética, van a estar siempre presentes en sus poemas. En efecto, para Emily Dickinson el mundo es su habitación.
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