sábado, 27 de agosto de 2016

Una nueva ilusión. Cambio de casa

Vivo en esta casa desde hace once años y creo que ya es hora de cambiar.
En la anterior viví treinta y cuatro años y mi sueño era morir en esa casa, como Flaubert, pero no pude porque en mi casa, en la que vivía sola desde cuando tenía diecinueve años, me dijeron que aunque esa era mi casa y podía vivir ahí porque era mía, porque mi papi había decidido dejarme viviendo sola ahí en esa casa inmensa, tenía que darme el gusto y concederme el privilegio de comprar mi propia casa y entonces la compré y me hice una con la casa y ahora quiero vivir en un sitio diferente a este porque ahora no quiero una casa que me obligaron a comprar para obligarme a sentirme adulta, quiero una casa para escribir, una casa organizada para una persona como yo. Todo un plan perfecto.
No quiero casa sino apartaestudio. Un cajón de veinte o treinta metros en el que habrá muy pocas cosas, como en esta casa desde la que escribo. Esta casa parece una casa vacía, no es grande pero sobra mucho espacio. Allá habrá muchas menos cosas y mucho menos espacio vacío, es para concentrar mejor el calor y el pensamiento. No necesito casi nada para vivir: ropa, libros, películas, un televisor y un computador, una cama, un armario para guardar la ropa, una silla cómoda para leer, una nevera, ventanas a través de las cuales entre directamente la luz y vecinos que estén dispuestos a que nunca serán saludados por mí aunque yo sea la persona más amable y lo revele a través de mi forma de caminar. No saludo a los vecinos, no quiero, no me gusta, no soporto saludar a los vecinos.
La gran novedad será que por primera vez en la vida compraré una lavadora. Mi primera lavadora a los cuarenta y seis años. No creo que encuentre un apartaestudio con lavadero, ya estoy resignada, nada que hacer.
La otra gran novedad es que quiero llegar al trabajo caminando. Compraré un sitio acogedor para vivir y para leer y escribir. Esa es la nueva ilusión.

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