jueves, 23 de julio de 2015

Celos sin motivo

Este año no ha sido fácil en el campo profesional. De la nada han aparecido personas que se cruzan conmigo y me reclaman como si estuviera tomando algo que les perteneciera y ese algo tiene que ver con el conocimiento y la expresión de la sensibilidad a través de la palabra escrita, contra la expresión oral no me reclaman nada. Debe ser porque casi siempre que habla un intelectual evito abrir la boca en su presencia.
Me han dicho de tres formas diferentes que no sé nada, que no cuento como crítica, como escritora ni como artista, que soy uno de los seres más insignificantes con los que se han cruzado en la vida. Yo los miro con asombro, a punto de echarme a llorar. Ellos me miran con asombro también, un poco avergonzados y confundidos. Caen en cuenta, saben que no soy yo quien busca cruzarse con ellos sino que son ellos quienes buscan cruzarse conmigo. Saben que por mí sería la mujer invisible. Evito los contactos humanos, hago todo lo posible por no existir como persona y si escribo en un blog es precisamente para evitar todo lo que implica publicar un libro y ser amiga y colega de mis amigos los escritores colombianos, los editores y los periodistas.
Quienes se cruzan conmigo son autores, personas que han publicado uno o veinte libros, tienen hermosas biografías en Wikipedia escritas por ellos mismos y están seguros de que figurarán en la Historia de la Literatura Colombiana. Yo no aspiro a semejantes honores, me basta con ser una pobre profesora de Expresión Oral y Escrita y Semiolingüísta para estudiantes de Comunicación Social y Mercadología. No me teman, soy Profesional en Estudios Literarios pero eso no dice nada de mí, terminé enamorada del neuromarketing, el embalaje y los mensajes emocionales de Coca-Cola. Ese me emociona más que construir versos y componer historias. No se preocupen por mí, yo no cuento como La competencia.

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