sábado, 25 de julio de 2015

No son versos de Baudelaire sino de Blake

4. En las profundidades de mi oscura soledad.
en la morada eterna de mi santidad,
oculto y apartado entre severas reflexiones,
que me reservo para días venideros,
he rastreado en busca de un goce sin dolor,
de un sólido sin fluctuación.
Oh Eternos, ¿Por qué habéis de morir?
¿Por qué vivís en el fuego que no cesa?
***
5. Combatí primero el fuego, consumiéndome
por dentro en lo profundo de un mundo interior:
un vacío inmenso, tétrico y misterioso, en donde
nada había sino la gran matriz de la naturaleza.
Y, tendido hacia el abismo, en perfecto autoequilibrio,
¡Allí, estaba yo; sólo yo! Sin piedad sometiendo
a los vientos, que condensándose en torrentes
se precipitaban pertinaces. Impetuoso
aplaqué aquel vasto oleaje, y de las aguas surgió
un extenso mundo de maciza obstrucción.
***
6. Aquí, yo solo, entre libros de metal,
escritos dejé los secretos de la sabiduría,
secretos de oscura contemplación
a fuerza de librar horribles combates
contra los monstruos que alimentan el pecado,
monstruos que habitan en el corazón humano,
los siete pecados mortales del alma son.
***
El libro de Urizen. Plancha a, Copia C.

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