domingo, 26 de julio de 2015

Conocerme es la pérdida de la ilusión

Como la mayor parte de la gente no es culta, inteligente ni sensible pero pueden ver mi erudición, mi inteligencia y mi sensibilidad son un completo fastidio cuando me dicen que soy muy culta, muy sensible y muy inteligente. Fastidia que me lo digan por escrito o cara a cara.
Puedo decir con el pobre Flaubert:
Otro se sentiría orgulloso del amor que me prodigas; su vanidad bebería en él con gusto y su egoísmo se sentiría halagado hasta en los repliegues más íntimos. Pero en cambio tu amor hace que mi corazón desfallezca de tristeza.
De tristeza y de fastidio.
Sólo he conocido a un hombre que en medio de todos los halagos, en medio de tanta admiración, me ha divertido hablando de temas serios, de política, economía, literatura… Con él hablamos con emoción no disimulada, de cerebro a cerebro, y con mucha sensibilidad. Con los demás son conversaciones bobas. O son muy arrogantes o son muy posudos o son muy convencidos o se arrodillan ante mí y no soporto nada de eso.
Con la mayor parte de la gente que hablo hago el papel de la boba, no hablo mucho, no saco lo mejor de mí. ¿Por qué es tan difícil encontrar interlocutores dignos de mis ojos y de mis oídos?
Nadie imagina mi dolor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario