lunes, 27 de julio de 2015

Dios me castigó con plata

Como mis primeras lecturas fueron los clásicos de la filosofía desde niña aprendí a despreciar el dinero. Cuando era joven y me pagaban por trabajar me sentía culpable, no sabía qué hacer con la ganancia. Soy de gustos simples y sencillos como Sócrates, Séneca y Montaigne, pero como Dios le da pan al que no tiene dientes me ha ocurrido esta triste historia desde niña y durante toda la vida:
Voy caminando tranquilamente, mi mirada se posa sobre el suelo y ahí están los billetes de alta denominación diciendo ¡Tómame! ¡Soy tuyo!
Como estamos educados para adorar el dinero cuando veo billetes tirados en el suelo los tomo con la emoción de un niño cuando le dan un dulce. Lo miro, lo guardo, sonrío, pienso en mi buena suerte y llamo a alguien y le cuento que iba caminando tranquilamente, bajé mi mirada y ahí estaba el billete o los billetes, porque también me he encontrado varios billetes que sólo ven mis ojos, nadie más los ve. No son paquetes chilenos nis bromas, son uno o varios billetes que alguien por descuido ha dejado caer y estaban destinados sólo para mis ojos y mi billetera.
Este año me he encontrado tirados en el suelo un billete de $50.000 y seis de $20.000, hoy apareció de la nada otro.
¿Por qué ocurren ese tipo de cosas?
¿A mucha gente le pasa o sólo a mí?

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