sábado, 25 de julio de 2015

Una pregunta muy seria: ¿Te gusta lo que hace Elsy?

Recordemos que mi interlocutor anónimo tenía cuenta en Twitter y decidió abandonarnos porque no soportó tanta podredumbre en masa. Hoy durante el almuerzo tuvo una discusión que sospecho acalorada con una lectora-detractora que no me quiere.
No me quiere, pero me lee.
No le importo pero sabe quién soy y se atreve a referirse a mí como Elsy
¿Quién le concedió tanta confianza?
No le gusta mi estilo pero todo le queda siempre bastante claro.
El eterno retorno.
¿Estará ella leyendo este post temblando de ira e indignación?
¿Cree que nadie debe leerme porque soy un peligro para la sociedad?
¿Un ser inmisericorde y malvado que merece un castigo ejemplar?
¿O simplemente alguien que sabe escribir y la obliga a llegar hasta el final aunque no quiera?
Ven, vamos, dime que quieres llegar hasta el final, que te mueres por saber qué es lo que viene después, el golpe bajo.
¿Una persona falta de afecto que escupe toda su indignación aquí?
¿Soy venenosa pero no se pierde ninguna de las entradas?
¿Por qué hay gente así?
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Veamos cómo se discute sobre mí mientras se saborea un delicioso jugo de mora después de deglutir la papa y la yuca:
La indignada: “¿Te gusta lo que hace Elsy?”.
Mi interlocutor anónimo: Y entonces tuve que resolver en un giro dramático al estilo de la mierda que se comería al final el coronel cuando vio que no le escribían:
“Todos tenemos facetas, y no en todas las facetas caben todos los afectos”.
Mi compañera de mesa apuró un insípido jugo de mora, hizo la pausa y respondió:
La indignada: “O sea, celebras lo que hace al escribir sobre otras personas”.
Mi interlocutor anónimo: Perdonen la hondura de esto que diré, pero entonces pensé en cómo la pobre sin querer condenó a la humanidad entera por ser una humanidad llena de humanos hablando de otros humanos. Pensé en las lágrimas de Homero al saber que esta sujeta (para ser incluyente y que después Florence no me calumnie) lo condenaba por hablar de Telémaco, la calienta güevos de la mamá y el viajero de negocios de su padre.
Como bien pude haberme equivocado en mi percepción, pedí algo de ruta, y entonces me encontré sancionado por leer a alguien supuestamente sancionable. Y tuve que pensar en qué era la sanción. Pero en particular, tuve que pensar de nuevo en esta horda de celebradores de la sanción que no separa asuntos, que se unge de análisis pero que carece de capacidad relativa a los contextos. Lo que haga Elsy con las celebridades, es asunto de Elsy. Lo que haga usted leyendo tales diatribas, es su asunto. Mientras no separen cada cosa en la libre administración de su ocio, no dejarán de ser morbosos y aguapaneleros que se divierten y después se confiesan. Porque de eso está hecha hoy esta trama de la red.

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